Pregunta.- ¿Qué es el lupus?
Respuesta.- El lupus es una enfermedad autoinmune multisistémica y, además, es una enfermedad rara, poco frecuente. Con autoinmune quiere decir que nuestras propias defensas, además de luchar contra bacterias, virus o cánceres, también luchan contra nosotros mismos, de forma que leucocitos, linfocitos o anticuerpos se depositan en nuestros propios tejidos y los rompen, los dañan, dañan el riñón, el corazón, el cerebro, las articulaciones... De ahí que el tratamiento del lupus sean fármacos para bajar las defensas. De momento no sabemos mucho, no sabemos qué tipo de defensas son las que causan el daño, luego no tenemos fármacos muy específicos, aunque cada vez lo son más. Al bajar las defensas, el paciente está más expuesto a infecciones y enfermedades.
P.- Su aportación a la ‘Guía de Práctica Clínica sobre Lupus Eritematoso Sistémico versó sobre la nefritis lúpica. ¿En qué consiste?
R.- La nefritis lúpica es la afectación renal por excelencia del lupus. El riñón en el lupus se puede ver afectado por muchos motivos, porque como duelen las articulaciones se toman antinflamatorios y eso daña el riñón, porque el lupus es también una enfermedad de riesgo vascular y, de hecho, en foros de expertos se llama ‘la nueva diabetes’, porque el propio tratamiento, la cortisona, hace que suba el colesterol, que provoque hipertensión, baja la vitamina D... Ya sea de forma directa por la enfermedad o indirecta por los fármacos, el riñón se puede ver muy afectado y la enfermedad por excelencia que provoca el lupus en el riñón se llama nefritis lúpica. Es una enfermedad provocada por el depósito de los anticuerpos en la membrana del riñón que separa la sangre de la orina y que hace que filtre lo que se tiene que filtrar y lo que no se tiene que filtrar, no. Esa membrana se rompe y pasan la sangre, los glóbulos rojos, las proteínas...
P.- ¿Es mucha la afección de la nefritis lúpica entre pacientes con lupus?
R.- Clínicamente, es decir, que se vea en orina o sintomático, más del 50% de los pacientes de lupus tiene nefritis lúpica. Pero si hiciéramos una biopsia renal a todos los pacientes lúpicos, se estima que el 90% puede tener afectado el riñón. Por eso es muy importante que siempre que veamos un paciente con lupus le pidamos analítica de sangre y de orina.
P.- ¿Hay algún motivo en especial por el que el riñón sea más sensible que otros órganos al lupus?
R.- No sólo es el órgano que más frecuentemente se afecta en el lupus, sino que, además, es el que más influye en el pronóstico, tanto por la frecuencia como por la mortalidad de la insuficiencia renal. Pacientes con lupus que tienen nefritis lúpica evolucionan peor que los que no la tienen. El riñón es una fuente importante de pronóstico. Se afecta más porque por el riñón pasa muchísima sangre a lo largo del día y la membrana del riñón es muy susceptible de atrapar anticuerpos y que se queden ahí.
P.- ¿Cuáles son los síntomas que presenta un paciente de lupus afectado por nefritis lúpica?
R.- Desgraciadamente, como todas las enfermedades del riñón, la nefritis lúpica está calladita hasta que ya uno se hincha, tiene muchos edemas periféricos, sangre en la orina o hipertensión... Pero hasta llegar a eso, se ve con analíticas de orina y de sangre.
P.- ¿Y cómo se trata?
R.- Con los mismos inmunosupresores que tratas el lupus en general, aunque hay algunos que son más específicos del riñón. Son fármacos que bajan las defensas, lo que pasa es que, en la nefritis lúpica, aparte de esos inmunosupresores, hay otros factores que tratamos los nefrólogos más específicamente del riñón.
P.- El lupus en general y la nefritis lúpica, en particular, son enfermedades muy temidas.
R.- El miedo o el respeto que yo creo que se les tiene, aparte de por el desconocimiento, también está relacionado con el tratamiento, que es un tabú. Normalmente, el lupus afecta a un 90% de mujeres y un 10% de hombres y, en el caso de las mujeres, la mayoría se encuentra en edad fértil. Son personas que tienen dolores en las articulaciones, que están siempre cansadas, que tienen astemia, aunque los profesionales les animamos a que hagan su vida normal.
P.- ¿Hasta qué punto pueden los pacientes hacer vida normal?
R.- Hay que tener en cuenta que, en el lupus, hay dos factores clínicos. Uno, que evoluciona en brotes, es decir, tienes un brote lúpico, te curas de ese brote, igual estás tres o cinco años bien y tienes otro brote. Dentro del interbrote, puedes estar mejor o peor, porque puede que tengas secuelas de la enfermedad crónica y cada brote también te puede dejar secuelas. Luego, la cronicidad, las secuelas que van provocando tanto la enfermedad como los propios tratamientos y el brote en sí dificultan el día a día. Lo que más se prohíbe en el lupus, por decir alguna prescripción, es el sol porque los rayos UVA desencadenan la enfermedad, luego los pacientes con lupus tienen que estar totalmente escondidos del sol, tanto con protección a base de cremas solares como protección física.
P.- ¿Cuáles son las causas más frecuentes que provocan lupus, si es que es una enfermedad que se pueda prevenir?
R.- Lo cierto es que se desconocen. Cada vez conocemos más factores que influyen en la producción del lupus; hay factores genéticos, familias que lo tienen, pero la mayoría no son hereditarios. También hay factores ambientales, se ha visto que el sol puede desencadenar un brote, alguna infección puede desencadenar un brote... Todo lo que haga exacerbarse al sistema inmunológico puede desencadenar un brote. Pero el primer episodio lo desconocemos todavía. Además, no es una enfermedad que tenga cura porque, como he dicho, evoluciona en brotes.
Isabel Fernández