Trinidad y Mª Carmen Cara siempre estuvieron muy unidas, de ahí que la segunda no se lo pensara cuando Trinidad necesitó su ayuda y, sin dudar, le ofreció su riñón.
Dice la película que ‘La vida es bella’, pero eso no significa que sea fácil, al menos no para todo el mundo. Trinidad Cara ha sido trasplantada tres veces, dos de hígado y la tercera, hace casi dos años, de riñón. Cuando necesitó de este último órgano y su hermana Mª Carmen le ofreció uno de sus riñones, “tuve miedo”, sin embargo, “ella me dio confianza”. Entonces, Mª Carmen le hizo el mayor regalo de su vida para que, hoy por hoy, puedan seguir disfrutándola juntas.
Pregunta.- La suya no ha sido una vida fácil, tras un primer trasplante de hígado que luego rechazó, llegó un segundo trasplante y, más tarde, también necesitó un riñón. ¿Cómo se vive todo este proceso?
Trinidad Cara (T. C).- La verdad es que mal, pero con el apoyo de la familia se sale adelante. Aun así, es duro, son muchos días en una cama de hospital, el tema de la diálisis es complicado, aunque entre compañeros -otros pacientes- nos apoyamos. Yo digo siempre que esto también depende de la personalidad de cada uno y de su positividad; en este aspecto, siempre he sido una persona alegre, fuerte y positiva y con el apoyo de mi hermana, de mi madre, de mi familia, lo he llevado bastante bien.
P.- Decía durante su intervención que donar cualquier órgano es regalar vida que, de hecho, de no ser por un donante, usted ya no estaría aquí. El agradecimiento que siente hacia esas personas que le ‘regalaron’ vida debe ser infinito.
T. C.- Es enorme, enorme. Para un familiar, cuando un ser querido se va es muy duro, yo he pasado por ahí; entonces era pequeña y no sabía nada. Sin embargo, si me hubiese pasado ahora, hubiera accedido a la donación sin pensármelo dos veces porque los órganos, aunque suene duro, se extravían, se pierden, pero si los donamos van a salvar muchas vidas. Y tiene el ejemplo de delante, he sido trasplantada tres veces y míreme.
P.- ¿Qué sintió cuando, tras entrar en diálisis, su hermana le plantea ser su donante?
T. C.- Me dio miedo. Ella tiene familia, tiene dos hijos, y te planteas muchas preguntas, por ejemplo, puede que a sus dos hijos, en un futuro, les ocurra lo mismo que a mí, pero ella me dio la confianza y me dijo que no tuviera miedo, que en ese momento era yo la que necesitaba el riñón y que me lo iba a dar sin pensárselo. Ella misma fue la que me empujó. Claro que yo al principio no quería pero, aunque suene fuerte, te están ofreciendo la posibilidad de tener una vida mejor y de seguir viviendo y de tener mejor calidad de vida. Además, mi hermana y yo estamos muy unidas, ya no solo porque me haya donado un riñón, sino porque hemos tenido una vida muy difícil desde que me pasó a mí lo del hígado, perdimos a mi padre... Siempre hemos sido una familia muy unida y nunca me ha dejado sola. Por un lado, tuve miedo y no quería, pero, por otro, lo estaba deseando.
P.- Comenta su hermana que usted no lo dudó dos veces y se ofreció para ser su donante. ¿Cómo tomó esta decisión?
Mª Carmen Cara (M. C.C.).- Le tengo que agradecer mucho a la doctora Dorita Martín, porque ella fue quien nos comentó la opción y me dio la suficiente confianza, me informó, me dijo que no pasaba nada, que yo era la mejor opción para el caso de mi hermana y no me lo pensé. Conocía su historial, mi hermana venía de dos trasplantes de hígado, y no lo dudé. Hablé con mi marido y le comenté que yo podría estar bien sabiendo que ella estaba mal, sería de hipócritas que a mi hermana le pasara algo y yo llorase por ello cuando podría haber hecho algo, podía salvarle la vida.
P.- ¿Cómo ha sido su vida desde que le dio ese riñón a su hermana?
M. C. C.- Yo estoy perfectamente. Ya va a hacer casi dos años que doné el órgano a mi hermana y estoy muy sana, la operación fue muy bien, pese a ser una intervención importante, y la recuperación fue muy bien también. No tuve ningún problema. Ahora mismo, hago mi vida con normalidad, estoy completamente sana. Además, tengo revisiones médicas anuales. Sinceramente, se lo aconsejo a todo el mundo. Yo estoy muy orgullosa y, es más, una vez que lo haces, te sientes especial por haber hecho algo tan bueno.
Isabel Fernández