‘He tenído una juventud preciosa en El Ejido, siempre había un gran ambiente ’

‘He tenído una juventud preciosa en El Ejido, siempre había un gran ambiente ’

Esta semana D-Cerca ha entrevistado a Ana Herrera, hostelera de El Ejido que ha contado sus vivencias en el municipio
Pregunta. - ¿Lleva viviendo mucho tiempo en El Ejido? 
Respuesta. - Nací en aquí, llevo toda la vida viviendo este pueblo,  me hubiese gustado probar a  vivir en otro sitio, como Cádiz o Madrid, siempre me han llamado la atención cuando he estado de viaje.  
 
P. - En los tiempos de antes era más difícil poder dedicarse a lo que realmente se quería, ¿cuál hubiese sido el trabajo de sus sueños? 
R. - Me he dedicado a muchas cosas a lo largo de mi vida. Al principio trabajaba en la uva, después trabajé en dos supermercados y, finalmente, meonté mi negocio, un restaurante. De todos estos me quedo con la hostelería, el horario es lo único que no me convence, pero adoro el trato con la gente, soy muy sociable. Además, no es un trabajo monótono como estar en supermercados, pero si hubiese podido elegir, los números siempre me han apasionado, así que una carrera como matemáticas habría sido mi elección.  
 
P. - Dedicándose a la hostelería no le quedará mucho tiempo libre, ¿en qué le gusta aprovechar  los momentos  de los que dispone para usted? 
R. - Como bien dices tengo poco tiempo libre, pero una de las cosas que más me gusta es la costura, hace poco descubrí un tipo nuevo, el ‘Patchwork’, consiste en coger un par de telas e ir uniéndolas, también hago bolsos, monederos... Además, me encanta leer. Pero sobre todo salgo con mis amigas, considero muy importante la relación con las personas.  
 
P. - ¿Cómo se divertía en su juventud? ¿había más actividades que hacer o más sitios a los que ir?  
R. - Bailar era lo que más me gustaba hacer, me encantaba ‘la marcha’, salía cada vez que podía ya que antes El Ejido no era como ahora. Cuando era joven la gente salía mucho a la calle, había un gran ambiente, podías salir de lunes a lunes. Había bastantes discotecas, alrededor de 6 o 7 a lo largo de la costa. Daba gusto disfrutar. También dedicaba mi tiempo libre a leer o ir al cine, pero salir y tener contacto con la gente siempre me ha encantado. La verdad que he tenido una juventud preciosa en este pueblo. Y ahora ha cambiado mucho, lo veo y me da tristeza ya que antes, con el poder adquisitivo que teníamos, mucho menor al de ahora, salíamos por las noches a tomarnos una ‘cervecita’ o quedábamos para hablar por las noche. Ahora hay un ambiente diferente. 
 
P. - Durante todos los años que ha pasado en El Ejido habrá vivido muchas experiencias y momentos que se habrán quedado para el recuerdo, ¿alguno que resaltar? 
R. - En aquella época se empezó a hacer teatro en El Ejido, lo hacíamos en las heras y en los sitios que podíamos. Sacábamos ‘el baúl de la abuela’ y con cuatro trapos montábamos una obra. En los colegios e institutos fue donde se empezó a hacer y a partir de ahí se creó la sociedad del Círculo, que no tiene nada que ver con el gran edificio que hay ahora. Empezó siendo una pequeña terraza, con árboles, y una oficina para los socios. En esa terraza se realizaban las obras de teatro y cuando llegaba la feria de El Ejido se unía a mayores y jóvenes bailando y disfrutando de las fiestas, era lo mejor de ese lugar.
 
P. - Antes había muy pocas casas en comparación con la gran cantidad de edificios que existen ahora, ¿dónde ha notado más el cambio? 
R. - Este pueblo ha crecido muchísimo y muy rápido. Antes solo te encontrabas un par de casas por la zona de El Ejido Norte, bajabas y solo había chumberas. En el Bulevar también ecistían algunas casas que no se conservan y es una pena porque eran maravillosas, creo que no deberían de haberse tirado. Al final del Bulevar estaba el cuartel de la Guardia Civil, que siempre he pensado que podían haberlo hecho un museo o una biblioteca porque el edificio era precioso pero la especulación puedo más que la belleza de estos edificios. Ahora los invernaderos han traído mucha riqueza, pero también mucha incultura. Es una pena las cosas que se han perdido, pero hay que alegrarse por el cambio que ha dado para mejor en la mayoría de los aspectos, convirtiéndose en un pueblo grandísimo.  

P. - ¿Tiene alguna anécdota de su juventud que quiera compartir? 
R. - Recuerdo que cuando quedaba con mis amigas y no sabíamos que hacer, muchas veces decidíamos ir a Lanjarón a tomar café.  Ahora no parece una idea muy descabellada, pero antes, con las carreteras que había, subir a Lanjarón solo para echar la tarde tomando café era una locura ya que el camino de ida y vuelta eran unas 7 horas. Siempre hemos sido muy locas en el sentido de vivir, de salir de fiesta, de reírnos y disfrutar. 
 
P.-Todos tenemos sueños que deseamos que se hagan realidad, ¿cuál es el suyo? 
R. - Mi sueño es jubilarme e irme a vivir a Formentera por lo menos unos meses. Allí he encontrado mi sitio, cuando fui la primera vez me enamoré. Creo que algún día lo haré, no lo veo un sueño inalcanzable.  

P. - Se hace referencia en numerosas ocasiones a que la sociedad no es lo que era antes, ¿cambiaría algo de la gente de hoy? 
R. - El egoísmo. Hoy en día todos somos muy egoístas, solo pensamos en ‘yo, yo y yo’. Antes no era así, la gente era más cercana y sensible... todos éramos muy diferentes. Ahora preferimos ir a nuestra bola y creo que deberíamos de ayudar más a las personas que tenemos a nuestro alrededor, en la medida de lo posible. Creo que falta humanidad.  
 
P. - La familia es, normalmente, lo primero en la vida de cada persona, ¿tiene hijos? 
R. - Tengo un hijo que se pasa la vida ‘volando’, es un aventurero. Ahora mismo vive en Canadá, con la mochila puesta. Viene a vernos cada ciertos meses, pero a él lo que le gusta es viajar, dice que allí tiene vida. Le apasiona la aventura y el deporte. Echo de menos tener más contacto físico con él, ya que hoy en día gracias a las redes sociales e internet puedo verlo con bastante frecuencia, pero sé que eso es lo que a él le hace feliz y con eso me basta.  
 
P. - Dicen que es difícil encontrar a la persona ideal, ¿qué fue lo que a usted la enamoró? 
R. - De mi marido me enamoré muy rápido. Empezamos a tener una relación de amistad, pero cuando lo veía en el supermercado siempre comentaba con mi jefe lo que sentía por él, ya que nos llevábamos muy bien y teníamos nuestros ratos de confesiones. Y conformo fui conociéndolo, al mes, nos fuimos a vivir juntos, desde el primer momento sabía que él era el amor de mi vida. Mi jefe me aconsejaba que ‘me subiese al tren’, y si después salía mal que me podía bajar. Pero la vida con mi marido ha sido maravillosa. En estos 31 años he vivido momentos muy buenos, siempre nos hemos complementado bien en todos, tenemos gustos a fines, sin atarnos ni recortarnos libertad. La persona que es fue lo que hizo que me enamorase de él.  
 
P. - Las relaciones que se tienen hoy en día no suelen ser tan duraderas como las de antes, ¿cuál cree que es el problema? 
R. - Lo que falla  hoy en las parejas es que la gente quiere tener a la persona que tiene al lado atada, controlados y eso es lo que falla, en una pareja tiene que existir confianza y respeto y ambos deben sentirse libres.