“La edad de oro de la Comarca de Dalías se vivió con la uva del barco”

“La edad de oro de la Comarca de Dalías se vivió con la uva del barco”

Cientos de sellos y accesorios de la exportación de la uva de mesa, también llamada ‘uva de Ohanes’ o ‘uva del barco’, decoran el restaurante Casa Juan de Dalías, un rincón con mucha historia.
El restaurante Casa Juan de Dalías, originalmente bautizado como el bar de Juan en 1961, es un negocio familiar que aparte de llevar 60 años cocinando deliciosa comida esconde una colección muy peculiar. En su interior se puede rememorar esta época dorada de la comarca gracias a la exposición permanente que el dueño ha creado con los sellos de las principales marcas exportadoras de aquel momento. Como bien relata Juan, “hace 35 años un señor que era coleccionista me regaló 6 sellos de uva, me llamaron la atención y a partir de ahí empecé a coleccionarlos”. Esos sellos, o cromos como le gusta llamarlos Juan, resultaron ser las marcas registradas que los pequeños productores de uva exportaban en barco a países como California, Inglaterra o Noruega.

Algunos de los comensales del restaurante Casa Juan buscan inquietos entre las paredes los sellos enmarcados que eran el símbolo de identidad de la uva que exportaban sus abuelos o bisabuelos. De hecho, Juan explica que “de mi hobby vestí mi bar, y resultó ser la mejor decoración posible”, puesto que ese entretenimiento le ha servido para llamar la atención de sus clientes. Además, los diseños de algunos de los sellos son obras de arte, destacando ilustraciones de los propios cortijos, dibujos de los barcos que transportaban la uva, ilustraciones de Don Quijote de la Mancha de la marca Rocinante y hasta de un racimo de uva que hacía la forma de un vestido de gitana.

A parte del interés familiar que despierta esta colección de sellos, el repertorio de cromos de Juan alberga una gran importancia histórica y cultural de la época. La familia que tuviera un trozo de tierra con parras, alrededor de tres mil o cuatro mil metros, podía vivir de una forma acomodada con buena capacidad adquisitiva y sin mucho trabajo de mano de obra.

Estas joyas gráficas muestran el esplendor que llegó a tener el comercio de la uva almeriense en todo el mundo gracias a sus especiales características organolépticas y por su capacidad de aguante para el transporte marítimo. Aunque este esplendor que vivió la comarca de Dalías duró hasta que la exclusividad de esta uva, que era su gran resistencia proporcionada por las gruesas paredes de su piel, fue suplida por las cámaras frigoríficas que conservaban el fruto durante todo el viaje en barco hasta su destino. Aquellos fueron los primeros pasos de un largo proceso de internacionalización de las empresas agrícolas almerienses que hoy se encuentra en su máximo apogeo. La uva, prácticamente ha desaparecido, pero ha dejado paso a millones de toneladas de frutas y hortalizas que se cultivan hoy donde antes había parrales.

Carlos Gutiérrez