El viaje religioso-cultural se inició el viernes 25 en el Cerro de los Ángeles, donde se participó en la Misa Jubilar con motivo del Centenario de la consagración de España al Corazón de Jesús, donde influyó y participó el Padre Rubio. Al finalizar esta, voluntarios del centenario realizaron un recorrido guiado al grupo por el Cerro de los Angeles, culminando la visita cruzando la Puerta Santa de la Basilica, justo bajo el gran monumento al Corazón de Jesús.
El sábado el viaje tuvo carácter cultural, visitando Siguenza y Medinaceli, el primero declarado Conjunto histórico-artístico y el segundo como uno de los pueblos más bonitos de España.
Ya el domingo, día cumbre de la peregrinación, ante el sepulcro se realizó la ofrenda floral y se participó en la misa celebrada por el P. Medina s. j. En la iglesia de San Francisco de Borja. A continuación el grupo y el sacerdote jesuita se trasladaron al claustro ante el sepulcro, dirigiéndose el p. Medina a los peregrinos "un año más venis buscando honrar la memoria de vuestro paisano, hijo predilecto de Dalías. Deseáis dar gloria a Dios por la obra que hizo en él. Y buscáis en un lugar tan significativo, la protección de nuestro querido santo". Terminando el p. Medina con la oración de su fiesta y bendiciendo a los peregrinos.
El Hermano Mayor, Gabriel Lirola, hizo entrega al jesuita de un recuerdo de esta 25 peregrinacion y dio gracias al Padre Rubio por estos veinticinco años postrándose ante su sepulcro tanta gente venidos de su pueblo y comarca y pidiendo que sean muchos más. El hermano mayor tambien pidió al Padre Rubio por la parroquia de Dalías, los grupos parroquiales, el nuevo párroco, los enfermos y el pueblo en general, para que su ejemplo les estimule.
Al término de sus palabras, Gabriel Lirola expresó que ese era su último acto oficial como Hermano Mayor, después de fundar, trabajar, animar y sobre todo divulgar la vida y obra del Padre Rubio desde 1990, siempre rodeado de un grupo de personas activas y devotas, coordinó desde Almería y participó en la canonización, llevó a eregir canónicamente la Hermandad y ser hermano mayor durante los seis años que permiten las normas diocesanas.
Acto seguido, este se descolgó su medalla dorada de hermano mayor que pendía en su pecho, la besó y se la ofreció al Padre Rubio colocándola sobre su sepulcro. Ante la emoción de todo el grupo, concluyó el acto entonando el himno de San Jose María Rubio.
