El hecho de que no estemos contando los muertos a miles como en los meses pasados no significa que el virus no sea letal o no esté. El pasado fin de semana, las playas de la costa de El Ejido estaban a reventar. Los locales con cientos de personas como si no pasara nada, la mayor parte de ellos sin haber recibido vacuna alguna.
Las consecuencias de todo eso son los datos que ofrece la Junta de Andalucía ayer lunes con 336 nuevos positivos en Almería en 48 horas, pasando a ser la cuarta provincia con más afectados de la comunidad andaluza.
Entiendo que estemos hartos de mascarilla, de imposiciones y de tener cuidado a cada paso que damos para no contagiarnos, pero el virus es un asesino silencioso que tiene un poder enorme ante la fragilidad de la especie humana y lo único que nos salva es la protección que tanto descuidamos.
Desde junio del año pasado hemos dado por vencida a la pandemia en varias ocasiones y en todas ha sido un intento fallido.
El dicho dice que “el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra”, a tenor de lo acontecido con el COVID-19, se queda corto tras tropezar varias veces en la piedra de este virus.
Resulta complicado no salir a tomar copas, a disfrutar en la playa con los amigos o a hacer un viaje planeado durante el confinamiento, pero más complicado es aún pasarse las vacaciones confinado por estar contagiado o tener que ingresar en un hospital por la virulencia con la que nos atacó el virus.
Hay que ser conscientes de que no tenemos la libertad ganada al cien por cien. La presión del virus sobre nosotros sigue estando con mucha fuerza y hasta que la vacunación no esté prácticamente completada las oleadas de contagios volverán a dispararse.
Por otra parte, me gustaría referirme a los que niegan la existencia del virus, los que rechazan la vacuna y a los que se sienten diferentes por la gracia de Dios.
Estos días hemos visto cómo un “ridículo personaje” agredía a un sanitario por recordarle la obligatoriedad de llevar mascarilla en los sitios cerrados. Creo que semejante individuo, inadaptado de la sociedad, es un auténtico delincuente sobre el que debe caer todo el peso de la Justicia. Además creo que debería de estar pagando por las consecuencias de su reacción los próximos 50 años de su vida, posiblemente eso le haga ver que los salvajes están en la jungla o en la selva, pero no con la especie humana. O lo mismo le venía bien una temporada encamado con un tubo metido hasta los pulmones y un ejército de sanitarios pendiente de él intentando que le llegue oxígeno para seguir vivo.
¡En fin! avisados estamos, creo que va a ser un verano duro para los más jóvenes, por lo que creo que lo mejor es precaución porque el “bicho” no entiende de política y el hecho de que haya decaído el Estado de Alarma no desinfecta el entorno.
José Antonio Gutiérrez