Hace unos días se encendieron las luces del nuevo parque de Santa
María del Águila, el que limita con la carretera provincial que conduce desde
esta localidad hasta Dalías. Las redes sociales se encendieron igualmente a la
vez que lo hacía la mencionada obra pública. El objeto del debate se centraba
en la “gran contaminación lumínica que suponía tener encendidos 4 focos y el
gasto que ello supone con el precio que ha alcanzado la energía eléctrica en
los últimos meses”. Entiendo que si no se hubiera iluminado debidamente el
parque, los comentarios se hubieran centrado en la escasa luz que haría
peligroso deambular por el mismo, habida cuenta de la gran cantidad de
transeúntes noctámbulos que suele haber por las calles y caminos del municipio.
Entiendo que cada cual tenga su opinión y la libertad de expresarla
libremente, lo que no me explico es que se llegue al extremo de criticarlo todo
con vagos argumentos que no conducen a nada. Si se le da luz al parque es para
que los que quieran usarlo por la noche lo puedan hacer con total garantía,
nunca pensando en contaminar con tanta luz o en el gasto de energía.
Por otra parte, no resulta gratificante ni de sentido común estar
pidiendo infraestructuras públicas para mejorar el entorno y cuando se crean
criticarlas hasta la saciedad en redes sociales no controladas en las que se
mezcla y difunde el insulto con suma facilidad, tanto es así que si te metes en
ellas terminas de fango hasta el cuello.
Lo peor de todo es que los testimonios y comentarios en estas redes
terminan siendo una trampa para muchos que sin cuidado alguno y sin la más
mínima educación los emiten tal cual si liberaran gases intestinales. Con el
paso del tiempo, algunos de estos “opinadores de Facebook” se integran en
asociaciones vecinales, partidos políticos u otras instituciones de carácter
público y empiezan su nueva trayectoria viéndose marcados por un pasado cargado
de opiniones ofensivas y sin sentido plasmadas para siempre en las mencionadas
plataformas digitales. Si alguien me va a corregir diciendo que esto que
explico le importa poco a quien emite dichos comentarios ya lo tengo más que
asumido, no obstante, al protagonista de tales post puede que le importe poco,
pero al resto de ciudadanos sí nos importa y le damos la importancia debida si
es que necesita nuestro apoyo.
Donde quiero llegar con todo esto, pues a ser bastante claro con el
asunto de las críticas en redes sociales: si son constructivas y educadas,
cuantas más mejor. Si buscan un hilo de comentarios cuánto más salvajes mejor,
es preferible que se los guarden, sigan en su guarida y que los desarrollen
oralmente cuando se junten en jauría, a los demás no nos interesa y no nos va a
cambiar la opinión sobre aquellos asuntos comunes que nos afectan a la mayoría
de vecinos de un municipio.
José Antonio Gutiérrez