Una veintena de mujeres reciben formación para resolver conflictos con sus hijos en un taller de parentalidad positiva

Una veintena de mujeres reciben formación para resolver conflictos con sus hijos en un taller de parentalidad positiva

Este tipo de clases son de vital importancia para aprender a afrontar posibles situaciones familiares conflictivas con los hijos en el entorno familiar y contribuyen a formar a los padres y educadores en la formación de sus hijos.

Una Veintena De Mujeres Con Menores De Vícar Han Participado En Un Taller De Parentalidad Positiva Que Se Celebró Ayer En La Sala Corazón De La Casa De La Juventud Y El Deporte, Impartida Por La Asociación Medialmer, Con El Que Han Podido Aprender A Desarrollar Técnicas De Solución De Conflictos Y Prevenir Situaciones De Riesgo En El Ámbito Familiar. Esta Iniciativa, Organizada Por El Area De Servicios Sociales Del Ayuntamiento De Vícar Pretendía Formar A Las Familias Con Menores Y Adolescentes En La Prevención Y El Tratamiento De Conflictos, Para Lo Que Se Ha Proporcionado A Los Participantes Diferentes Habilidades Y Estrategias Que Favorezcan La Tarea Educativa Y Socializadora Con Sus Hijos.

Para el alcalde de Vícar, que asistió a la presentación del taller, este tipo de clases son de vital importancia para aprender a afrontar posibles situaciones familiares conflictivas con los hijos en el entorno familiar y contribuyen a formar a los padres y educadores en la formación de sus hijos, adelantándose a posibles situaciones de riesgo que puedan producirse, para evitar problemas de mayor gravedad que puedan derivarse del propio conflicto con los menores y adolescentes. “La resolución de conflictos negociada y pactada, -ha explicado el alcalde- es necesaria también para el aprendizaje entre otras cosas de los hábitos democráticos, para la participación en la elaboración de normas y para la consecuente construcción activa de una moral autónoma”

Los expertos de Medialmer fomentan la formación y reflexión de los participantes a través de una metodología participativa en la que se fomenta el intercambio de experiencias, no solo en la resolución de conflictos en el seno familiar, si no también en la prevención y adopción de estrategias de detección, mejorando la comunicación entre padres e hijos, el ocio saludable, el manejo de la ira, las pautas educativas o el buen uso de las nuevas tecnologías, entre otras.

Para conseguir esos objetivos es importante, tal como se ha puesto de manifiesto en el curso, aprender estilos comunicativos óptimos para intercambiar opiniones y sentimientos entre padres y adolescentes; aceptar las realidades y posibilidades de cada persona que interviene en el conflicto, posibilitar la toma de decisiones dentro de la familia de forma autocrática, grupal o consultiva, desarrollar empatía para comprender al adolescente desde sus necesidades e intereses, favorecer habilidades asertivas que faciliten la expresión de las necesidades de cada uno de una forma serena con objetividad y persiguiendo una comprensión mayor de uno y de los demás, potenciar la capacidad de razonar, promover la cooperación del adolescente en las labores familiares, posibilitar la libertad y autonomía personales en base a un reconocimiento de los derechos y deberes de los padres y de los adolescentes, mostrar actitudes positivas y optimistas, y aprender a dominar la hostilidad cuando esta se produzca.