Allí se depositarán restos de alimentos como pieles de frutas,
espinas de pescado, plantas, cascaras de huevo o posos; o servilletas y papel
de cocina usados
El Ayuntamiento de Adra ha comenzado a trabajar en un estudio para
la futura implantación de contenedores marrones para la recogida separada de
biorresiduos en el municipio. Este mismo viernes, el concejal de Limpieza
Urbana, José Crespo, se ha reunido, de manera telemática, junto a técnicos
municipales, con la empresa encargada del servicio de consultoría y redacción
de un proyecto piloto para comenzar a desplegar este tipo de reciclaje en la
ciudad milenaria.
El Consistorio, con objeto de mejorar la gestión y garantizar el cumplimiento
de los nuevos objetivos comunitarios en materia de gestión de residuos
municipales, ha encargado este estudio para el desarrollo y ejecución de este
proyecto, así como la asesoría técnica para la solicitud de ayudas destinadas
al desarrollo del mismo de acuerdo a la convocatoria de subvenciones publicada
recientemente por la Junta de Andalucía. Con ello, el equipo de Gobierno de
Manuel Cortés pretende ser un referente dentro de la provincia a la hora de
implantar este tipo de recogida de residuos que, en unos años, será obligatorio
para todos los municipios.
Este estudio y el diseño del proyecto piloto han sido adjudicados
por la Junta de Gobierno local a Insoagra S.L. La redacción del estudio y el
informe por parte de esta mercantil, recogerá, entre otros asuntos, antecedentes,
avances normativos en la gestión de residuos, características del municipio, diagnóstico
de la situación actual de recogida de residuos municipales, propuesta para la
recogida selectiva de biorresiduos, una campaña de comunicación, costes de explotación
del servicio de recogida selectiva de biorresiduos y presupuesto de
inversiones.
Contenedor
marrón
Cabe destacar que más del 40% de nuestras bolsas de basura
incluyen biorresiduos que son cien por cien aprovechables de depositarse en un
contenedor marrón. Lo que debe depositarse en este contenedor son restos de
alimentos como pieles de frutas, espinas de pescado, plantas, cascaras de huevo
o posos; o servilletas y papel de cocina usados. Por el contrario, los restos
que no deben depositarse son los no orgánicos como objetos de cerámica,
pañales, colillas, chicles, toallitas húmedas, arena para mascotas, pelo,
polvo, entre otros.
Una vez se recogen los residuos, es preciso llevarlos a una
compostadora que puede ser individual o comunitaria. Después, se sigue un
proceso sencillo que pretende imitar el de la naturaleza. Es exactamente igual
al proceso habitual, pero controlando los parámetros de temperatura, humedad y
oxígeno. De seis a doce meses después el compost resultante (abono formado por la mezcla de residuos orgánicos
fermentados y materias minerales) estará listo para ser usado.