El manifiesto leído en la concentración era el siguiente:
CONTENER LOS PRECIOS,
PROTEGER EL EMPLEO,
FRENAR EL DETERIORO DE NUESTRAS
CONDICIONES DE VIDA
La sociedad española vive con una profunda preocupación y gran malestar la
escalada desbocada de los precios que desde hace meses sufrimos en nuestro
país. El pasado mes de febrero la inflación alcanzó una nueva cifra histórica
situándose en el 7,6%, su nivel más alto desde 1986. La tensión de los precios
de la electricidad, gas, los carburantes y otras materias primas se está
trasladando al precio del resto de bienes y servicios que ya suben de forma
generalizada. Las perspectivas no son buenas. Toca actuar con celeridad.
El deterioro de las condiciones de vida de
familias y personas trabajadoras y consumidoras, del tejido productivo, y del conjunto
de la ciudadanía, es muy palpable. Mes a
mes las facturas de la luz, la calefacción,
la gasolina, los alimentos, la vivienda o el
transporte aumentan y detraen cada vez
más y más recursos.
El conjunto de la sociedad está sufriendo
esta situación, pero es la población más
vulnerable, la que no llega a fin de mes o
lo hace con dificultades, quienes la padecen de forma más cruel. La desigualdad y la
pobreza eran problemas urgentes antes de
que se iniciara esta escalada de los precios.
En esta situación, estos problemas, que tienen rostro, que tienen nombres y apellidos,
deben abordarse de manera inaplazable.
Al mismo tiempo, mientras el oligopolio de
las empresas multinacionales energéticas
saca tajada en este escenario, y obtiene
beneficios históricos, millones de consumidores y consumidoras y personas usuarias,
cientos de miles de pequeñas y medianas
empresas y de autónomos y autónomas, o
los sectores productivos de alto consumo
energético, se están viendo perjudicados por
este aumento disparatado de los precios.
Todo hace prever que la injustificable guerra
iniciada por Rusia con la invasión de Ucrania
tendrá como consecuencia una aceleración
de la inflación que pone en riesgo el acceso
a bienes y servicios esenciales, la recuperación económica y la creación de empleo intensificando los problemas de desigualdad
y pobreza.
Ante este escenario es urgente que el Gobierno de España y la Unión Europea actúen
de forma contundente. Tienen la obligación
de desplegar todas las iniciativas que sean
necesarias para poner fin a esta escalada de
los precios, para atajar comportamientos
especulativos y para proteger y dar seguridad al conjunto de la ciudadanía
Las organizaciones sociales que
suscriben este manifiesto exigimos a las autoridades públicas que:
● Cambien el irracional sistema marginalista de fijación del precio de la
electricidad, controlando alzas desmesuradas, y topen el precio máximo del MWh en la subasta, porque
no puede ser que los precios del gas
marquen el precio de la electricidad
que se genera a través de otras tecnologías más baratas.
● Pongan fin a los beneficios extraordinarios y abusivos de las empresas eléctricas y de hidrocarburos que venden
productos a precios de futuras materias
almacenadas y aprueben medidas contra la especulación de los precios de los
productos básicos, porque mientras la
gran mayoría sufrimos esta situación no
puede ser que haya quien saca tajada
de la desgracia.
● Aceleren las inversiones para reducir la
dependencia energética externa y fomenten el uso del transporte público,
porque necesitamos ganar autonomía
estratégica en el ámbito energético.
● Protejan a la ciudadanía y las familias, la
solidaridad es la base del modelo social
europeo, que debemos cuidar y extender.
● Apoyen a los sectores productivos que
más energía consumen, porque debemos proteger nuestra industria, nuestra
agricultura y ganadería, nuestra pesca, o
el papel vertebrador del transporte en
toda la cadena de valor de la actividad
económica, y los empleos que generan,
que han demostrado ser, entre otros,
unos sectores absolutamente estratégicos para nuestro futuro.
● Activen el mecanismo RED para evitar
despidos porque es necesario proteger
el empleo, así como llegado el caso mecanismos similares para los autónomos
y autónomas.
● Controlen los precios de los alquileres
evitando que se revaloricen con el IPC,
porque tener una vivienda en la que poder vivir es una necesidad, no un lujo.