Ana Rodríguez Troyano vino al mundo casi con las botas puestas. La ejidense nació en El Ejido en 1994 y, desde muy pequeña, ya llevaba un balón pegado al pie. ‘Troyi’, tal y como se le conocía en el mundo del fútbol, comenzó a regatear en las pistas de fútbol sala de El Ejido para pasar por el CD El Ejido, Bayana y la selección andaluza de Futsal antes de recalar en una de las canteras más importantes de España: el Granada CF.
Ana defendió los colores rojiblancos hasta que en edad juvenil se mudó a la provincia vecina para jugar en el Club Atlético Málaga. Dos años fueron suficientes para que la élite del fútbol femenino posara sus ojos sobre ella, y fue finalmente el Atlético de Madrid el que se llevó el pato al agua. El Atleti peleaba en aquel momento con el Athletic Club de Bilbao por el cetro del balompié femenino español y Ana era la pieza que le faltaba al puzle para conseguirlo.
Ese mismo año, Troyi fue llamada por la Selección Española Sub 19, donde fue subcampeona de Europa y compartió vestuario con estrellas como la flamante ganadora de dos balones de oro consecutivos, Alexia Putellas. Ana recordaba hace unos años en el diario Marca esos momentos: “Poder representar a tu país es lo máximo a lo que puede aspirar cualquier futbolista y yo puedo decir que lo he hecho. Clasificarnos para la final de un Europeo y jugar el partido definitivo es algo que nunca podré olvidar”.
Sin embargo, su camino no fue de rosas y las espinas también estuvieron presentes. “Estoy decepcionada con el fútbol femenino", confesaba la protagonista en una entrevista. "He tenido que renunciar a muchas cosas y sacrificarme en muchos aspectos y no he tenido la recompensa que merecía”.
Troyi tenía un sueño además del fútbol, y era convertirse en médica. Tras un último intento de compaginar sus estudios y el deporte profesional en el RCD Espanyol, la ejidense colgó las botas en 2016 con apenas 21 años para continuar su formación en el grado de medicina de la Universidad Pompeu i Fabra de Barcelona. “Llevaba mucho tiempo madurando la decisión y creo que había llegado el momento. Estaba agobiada, desmotivada con el fútbol y superada personalmente. Entrenar todos los días y querer sacar adelante una carrera tan exigente como Medicina me estaba metiendo en un bucle negativo del que ahora me siento liberada”, aseguraba Ana tras poner punto y final a su carrera futbolística.
En 2020, con 26 años y solo dos exámenes restantes para terminar medicina, Ana cumplió su verdadero sueño. El COVID provocó que el Hospital del Mar llamara a filas a estudiantes de último año con el objetivo de relajar la tremenda concentración de pacientes que acudían por el virus, y Troyi fue una de las seleccionadas. “Podré ayudar en la parte más básica, como tomar constantes, hacer el seguimiento de los pacientes y cualquier tarea que podamos quitar a los médicos, que son los que tienen que tomar las decisiones más importantes”, declaraba la ejidense.
Aunque las condiciones no fueron las mejores, Ana Rodríguez Troyano, una niña ejidense que sacrificó tanto por un mundo del fútbol que no fue recíproco, vio cómo todo su esfuerzo se convertía en recompensa al poder dedicarse en cuerpo y alma a la medicina. “Después de haber tenido que renunciar a muchas cosas como el fútbol, esto hace que haya merecido la pena porque voy a ayudar”.
Fran Fernández