Un año más ha vuelto a
celebrarse la ya tradicional
fiesta de la Discoteca
Saturno para
rememorar aquellos intensos años
en la que aquella sala de fiestas
era el centro neurálgico de la diversión
en El Ejido
Era casi obligado
pasar por la discoteca de
jueves a domingo para ver a los
amigos, seguir los pasos a alguna
novia o novio y, en definitiva, pasarlo
bien.
El menú de aquellas fiestas en
la Discoteca Saturno era muy sencillo:
música disco del momento,
posteriormente rumbas y sevillanas,
para terminar con canciones
más lentas para “bailar pegado”,
como diría Sergio Dalma. A todo
esto, una barra frenética sirviendo
copas a todo el mundo y el trabajo
de los camareros estaba asegurado
porque con la entrada se vendía
la primera consumición. Todo
estaba estratégicamente pensado
para dirigir la diversión de quienes
decidían pasar la noche en
este local de fiestas.
Fueron años muy felices y miles
de personas pensaron entonces
que eso no iba a acabar nunca. Era
otra época en la que para saber de
los amigos tenías que ir a buscarlos
a la calle o a los bares. Apenas
empezaban a funcionar los teléfono
móviles y una simple llamada
ya era muy cara y los ‘SMS’ casi
intocables. La vuelta por los lugares
de ambiente era casi obligada
y ello obligaba a mantener una
relación más estrecha y personal
con los colegas.
La llegada de Internet lo cambió
todo, hasta el punto de no tener
que vernos para citarnos en
un lugar concreto y en todo momento
sabemos dónde están los
amigos y casi lo que están haciendo.
Así las cosas, los tiempos
fueron cambiando y, hoy, los jóvenes
de aquella época, 25 años
después siguen echando de menos
aquellas noches de juerga y
fiesta, lo cual es un claro indicativo
de que muchas cosas han cambiado,
pero no todas para bien,
hay algunas que han sembrado
un profundo vacío en la sociedad
que está provocando que muchos vecinos de El Ejido y sus núcleos
respondan a la llamada de la fiesta
de la desaparecida discoteca
como pasó el pasado sábado o en
las últimas patronales de Santa
María del Águila en las que la
carpa municipal no tenía más sitio
para albergar a tantos discotequeros.
Está muy claro que Facebook,
Twitter, WhatsApp o Instagram
no han sido capaces de sustituir la
gran sensación de las noches de la
Saturno y los de aquella época
buscan en estas citas remover
unos recuerdos imborrables de
fiestas gloriosas de alcohol y música
hoy desaparecidas.
No sería mala idea que algún
empresario del sector de la hostelería
“se tirara al charco” y tuviese
la valentía de poner en marcha
una discoteca como aquella rescatando
música del momento que es
lo que buscan miles de jóvenes de
los años ochenta que ya no son tan
jóvenes.
Felicidades a los promotores
que han dado en el clavo rescatando
‘Las noches de la Saturno’.
José Antonio Gutiérrez