La tristeza de la sociedad está acabando con las tradiciones locales

La tristeza de la sociedad está acabando con las tradiciones locales

La tristeza de la sociedad actual se evidencia en la pérdida de tradiciones y en la enorme influencia de las nuevas tecnologías para comunicarnos como es el caso de Internet y las redes sociales.

Nos comunicamos menos cara a cara y, por ello, consideramos nuestros propios problemas los peores del mundo, lo cual nos induce a la depresión y a una notable falta de optimismo. La ausencia de contacto nos está haciendo mucho daño y cada vez nos encerramos más en nosotros mismos.

Las fiestas locales ya no son lo que eran, salvo honrosas excepciones; otro tipo de actos basados en la tradición van perdiendo relevancia en la sociedad actual, el público más dinámico prefiere Internet, Netflix o cualquier otra oferta antes que ir a celebrar la festividad de San Antón junto al fuego de una hoguera.

De esta manera se están muriendo las tradiciones y las formas de relacionarnos directamente, nos estamos alejando tanto que cada vez tenemos menos contacto con las personas de siempre y eso termina siendo un agravio para la salud mental de todos.

No hace mucho tuve la oportunidad de debatir con un amigo del sector agrario cuya labor es estar al frente de una empresa multinacional y tenía la misma queja que describo en este artículo. Se quejaba de la lejanía entre personas que estaban acostumbradas a relacionarse y a transmitirse información del sector agrícola almeriense. Decía que esa costumbre estaba desapareciendo a marchas forzadas.

Es cierto que la pandemia nos obligó a escondernos en nuestras casas para protegernos del Covid-19 y, posiblemente, ahí nos acostumbramos a hacer una vida más privada frente a la televisión, al ordenador y al teléfono móvil. No obstante, las nuevas generaciones están teniendo mucho protagonismo en este radical cambio sobre cómo nos relacionamos y en el futuro tendrá sus consecuencias.

La falta de relación personal nos perjudica, es evidente el empobrecimiento de la sociedad por la falta de contacto que nos va a llevar a prescindir de muchas cosas que hemos dejado de valorar. No solo la lejanía o la falta de relación personal han venido provocadas por el auge de las comunicaciones gracias a la aparición de Internet. La gran red está transformando todo hasta el punto que los comercios tradicionales también están desapareciendo por el espectacular auge de las ventas on line.

Con este panorama vemos como ya no es necesario salir a la calle para nada. La diversión y el ocio lo tenemos a un clic o gracias al mando a distancia. Las compras las podemos hacer con el teléfono. La comida nos la traen a casa sin necesidad de cocinar y en muchos casos el trabajo también lo podemos hacer desde nuestro propio hogar sin tener que relacionarnos con nadie.

¿Es posible que estemos caminando hacia una depresión conjunta sin darnos cuenta? El tiempo lo dirá, pero la falta de afecto a lo que hemos tenido siempre es un gran problema que no tiene fácil solución y seguro que tendrá sus consecuencias.



José Antonio Gutiérrez, director de D-CERCA