Rozando el ridículo, el cuadro celeste se despidió de sus pocos incondicionales, unos cuantos que no decidieron abandonar el estadio de Santo Domingo ante el bochornoso espectáculo de caer derrotados ante el Sanluqueño para esperar el milagro en Utrera. Nada de nada.
Es cierto que ha sido una campaña extraña y con poca suerte para los de Cabello. Muchos partidos perdidos incomprensiblemente en el último minuto y algunos detalles más de esta misma naturaleza. No obstante, lo que más indigna a los aficionados es ver que el 2 de abril (hace mes y medio) este equipo tenía por delante 8 partidos de los que solo ha ganado 2. Si hubiera ganado todos los partidos, no solo no hubiera descendido, sino que se hubiera clasificado para la fase de ascenso sumando 54 puntos, los mismos que tiene UCAM Murcia. Los rivales eran todos asequibles de media tabla hacia abajo y los dos partidos complicados: UCAM Murcia y Sanluqueño, ambos en casa.
David Cabello, tras el partido, asumió “su responsabilidad” de una forma un poco extraña. Porque solo lo dijo, no presentó su dimisión al admitir que “había trabajado mucho, se había dejado el alma, pero la realidad es esta”. No es entendible esa responsabilidad de cartón pluma que exhibió. Entiendo que quiera cobrar su sueldo, pero que si se va ya va a perder poco, no creo que tenga un contrato más allá del 30 de junio.
El panorama no puede ser más turbio para este club que anunció su conversión a Sociedad Anónima Deportiva. Ahora se enfrenta a un descenso que puede ser aún mayor si no liquida a los jugadores. El presidente dijo a un grupo de seguidores que lo increpaban tras el partido contra el San Roque de Lepe que el club tenía un déficit de 300.000 euros. El crédito entre los empresarios locales está más que perdido por la mala temporada realizada por el equipo y por la escasez de público en las gradas. La falta de pago a jugadores, entrenadores, cuerpo técnico, gimnasios locales, alquileres, etc., también han dado una imagen muy negativa del club.
Ahora la sociedad anónima deportiva de Alejandro Bouza se enfrenta a la liquidación de jugadores antes del 30 de junio, además de la más que probable denuncia del Poli Ejido C.F. por el uso de su marca deportiva, legalmente registrada en el Registro de Patentes y Marcas del Ministerio de Industria. El club de Primera Andaluza está esperando que quede registrada la sociedad anónima deportiva para tener más garantías de que la cantidad solicitada por el uso incorrecto de la marca pueda ser cobrada.
¿Por qué ha pasado todo esto? Tradicionalmente el presidente del club de El Ejido era un empresario local de reconocido prestigio (Jacobo Romero, Pepe Barranco, Félix Salinas, Vicente Puertas, etc.) cuya labor era apoyada por el resto de empresarios del municipio y apenas tenían que darse una vuelta por las empresas para recaudar el presupuesto necesario para la temporada deportiva. Lo hacían vendiendo publicidad, abonos, lotería o rifas de coche. Todo el mundo colaboraba. Con Bouza esto no es así. No se ha ganado a prácticamente nadie y así le ha ido. Su lugarteniente Javier Fernández tampoco le ha solucionado nada al estar más pendiente de la compra del Motril C.F. con el dinero de la venta del 50% de las acciones de la SAD, que del propio club que dirige. El desacierto de Cabello, la impopularidad de Bouza y la nefasta gestión de Fernández han llevado al club al descenso.
Con este panorama hay que montar un proyecto para la temporada que viene y primero hay que pagar la deuda pendiente de este año, hay que soportar la mala imagen dada, buscar jugadores que quieran venir a El Ejido. La Sociedad Anónima Deportiva es una auténtica trampa para el propio Alejandro Bouza que ha de avalar con su propio patrimonio todos los compromisos económicos de una temporada en Tercera RFEF mientras algunos seguidores celestes le cantaban “¡Bouza vete ya, Bouza vete ya!
José Antonio Gutiérrez
