Ya estamos de vuelta…

Ya estamos de vuelta…

A finales de julio nos fuimos pensando que a la vuelta de vacaciones muchas cosas habrían cambiado afectando de una forma importante a nuestras vidas. Ya estamos de vuelta y, efectivamente, algunas de esas cosas han cambiado, pero desgraciadamente para peor

Nos fuimos pensando que las elecciones generales iban a aportar un escenario nuevo para conseguir que este país tuviera ese empuje necesario para salir de los efectos de la pandemia y la guerra de Ucrania. Las elecciones se celebraron y nos hemos encontrado con un panorama aún peor, sin gobierno y, en caso de que lo haya, muy posiblemente sea una mezcla de coaliciones de partidos que poco se parece a lo que realmente quiere la sociedad española y sin cambio de gobierno, más de lo mismo, algo empeorado.

Por otra parte, nos hemos pasado todo el verano quejándonos de la sequía y de las altas temperaturas que nos han hecho insoportable el descanso veraniego. No obstante, lo que ha venido después y lo que queda por venir no es mejor que ese sofocante calor y esa insoportable sequía. A Dios damos gracias por no haber caído los 1.000 litros por metro cuadrado de la DANA griega. La nuestra fue más pequeña y aún seguimos buscando desaparecidos.

En un contexto más local, acabamos la temporada deportiva con el adiós del equipo más representativo del fútbol municipal descendiendo de categoría y bajando a Tercera RFEF. Pensábamos que una categoría menos nos quitaba prestigio, pero íbamos a dominar en un grupo con equipos más asequibles. Pues nada de nada, ya se ha estrenado el nuevo equipo en la nueva categoría y más de lo mismo, incapacidad total para conseguir un triunfo ante la maltratada afición local. Por cierto, esos fieles seguidores de las redes sociales inmersos en el perfil “Nuestro Poli” han emitido un comunicado antes del primer partido del equipo de Bouza dejando bien claras sus intenciones de no seguir apoyando con su presencia en el campo los colores celestes de este combinado.

Desgraciadamente, todas las previsiones han fallado hasta el momento y aquello que parecía abocado a transformarse en algo más benévolo sigue siendo lo mismo o peor que antes. No es depresión postvacacional, es la realidad que nos afecta y que se mantienen porque algunos se aferran a una situación que solo les conviene a ellos y perjudica a todos los demás.

En política estamos soportando una pesadilla, climatológicamente vivimos asustados porque no sabemos los que nos puede venir, lo mismo nos asamos de calor que nos ahogamos en un diluvio. Y en lo deportivo tenemos que estar preparados para soportar el ridículo hasta unos límites jamás vistos antes por estas latitudes.

Por lo tanto, solo nos queda paciencia y pedir al Cristo de la Luz que nos ayude a soportar tanta desdicha que nos ha venido trastornando desde aquel mes de marzo de 2020 cuando nos prohibieron salir de las casas por el dichoso COVID-19 que tantas vidas se llevó.

Ánimo, esperamos noticias y a ver si son de otra naturaleza y podemos celebrar con júbilo un escenario mejor para todos.

¡Viva el Cristo de la luz!... por si ayuda.


José Antonio Gutiérrez