Se han producido importantes cierres
en los principales núcleos del
municipio, no obstante, hay algunas
empresas que quieren seguir
luchando por tener presencia a
nivel local con establecimientos
que han gozado siempre del favor
del público. Un ejemplo es Restaurante
La Masía que ha conseguido
ganarse el favor del público
a lo largo de los años con profesionalidad
y buen gusto y por ello
sigue manteniendo un alto nivel
de calidad, a pesar de los vaivenes
de la hostelería en este municipio.
No sabemos muy bien cuál es
el motivo, lo que sí es evidente
que para una población de casi
100.000 habitantes los ejidenses
no tienen a su disposición un surtido
de restaurantes de alta calidad
para poder disfrutar de esas
comidas que se hacen fuera de
casa. Rafael Gómez Almazán,
después de varios meses con su
establecimiento cerrado, ha decidido
volver a abrir las puertas
para que sus clientes habituales
puedan disfrutar de la excelente
cocina de Puri Blanco. Es un gesto
que le honra, este empresario
podía haber echado ya la puerta
para siempre porque la edad le invita
más a jubilarse que a seguir
luchando por mantener en pie un
negocio que difícilmente va a tener
sucesión en la familia.
Los que conocemos este restaurante
agradecemos el gesto de
Rafael y de Puri y seguramente
van a ser un ejemplo para aquellos
que se resisten a cerrar su negocio
y entregarlo a personas de otra nacionalidad
o simplemente dedicarse
a otra cosa o a nada.
El abandono de los núcleos
tradicionales por parte de miles de
personas que han decidido vivir
en la costa para mejorar su calidad
de vida está dejando un sombrío
panorama en los negocios de toda
la vida. En este municipio todo
aquel que no se dedica a la agricultura
tiene muy complicado encontrar
sucesor en su empresa o
comercio. Los hijos generalmente
buscan una carrera profesional y
las condiciones económicas que
ofrecen los invernaderos permiten
la preparación de los más jóvenes
que no necesitan el negocio de sus
padres.
Es muy difícil encontrar en
este municipio comercios antiguos, todos han ido cerrando, para
poder ilustrar estas palabras solo
basta con darse una vuelta por el
bulevar o un paseo por la calle
Cervantes donde se suceden los
locales cerrados de grandes comercios
que echaron el cierre
hace años.
Por otra parte, quedan “los valientes”,
muy pocos, que siguen
empeñados en creer que es posible
atraer a la clientela. Lo tienen
muy difícil, algunos de ellos solo
están abiertos apenas tres meses.
Ayer mismo, un compañero
periodista me comentaba que en
Almería capital estaba pasando lo
mismo, los comercios de toda la
vida están cerrando y no hay una
sucesión que les permita permanecer
abiertos.
Está claro que estamos en un
proceso de cambio que nos está
cogiendo por sorpresa y a algunos,
nos está llegando demasiado
mayores como para aceptar estos
cambios, sin más.
José Antonio Gutiérrez