Luchar contra la despoblación y la masificación

Luchar contra la despoblación y la masificación

En los tiempos actuales nos estamos encontrando con un fenómeno poblacional nunca antes experimentado. Algunos pueblos del Poniente almeriense y de La Alpujarra se están quedando vacíos a la vez que hay otros que se están saturando de una población cada vez más creciente que busca calidad de vida en el amontonamiento de los ciudadanos. Difícil respuesta para los que desean bienestar en las aglomeraciones y más aún si están acostumbrados a núcleos poblacionales más tranquilos

Es evidente que hay una falta de estímulo en determinados sitios. Sin ir más lejos Felix tenía en 1981 una población de 4.419 habitantes, en 2018 apenas 642 personas se encontraban empadronadas en esta población, según el Instituto Nacional de Estadística.

Por su parte, Almerimar cuenta en 2023 con 10.384 personas empadronadas y contando los residentes sin empadronar puede llegar hasta los 25.000 en determinadas épocas del año. El argumento principal para justificar este incremento incesante es la oportunidad de vivir junto al mar. No obstante, dicha justificación se queda escasa o es nula en el caso de Guardias Viejas, cuyo núcleo poblacional registra actualmente 283 personas empadronadas. En este caso parece que la cercanía del mar no atrae a nuevos residentes.

Qué influye en la decisión de vivir en un sitio o en otro. Son varios los factores que se tienen en cuenta y uno de los que más sobresale es la inversión. Aunque la vivienda sea más cara que en cualquier otro lugar, los compradores prefieren casas cuya tendencia en el tiempo sea la revalorización. Otro dato que influye es la cercanía con el mar.

Por otra parte, lo nuevo entusiasma y lo viejo produce rechazo. Actualmente hay zonas que se muestran muy nuevas y están saturadas de nuevos inquilinos, en cambio las zonas viejas de los municipios del Poniente muestran signos de abandono en muchos lugares.

Por otra parte, en la elección para adquirir casa nueva influye el estatus social del vecindario, se examina en profundidad quiénes son los vecinos antes de dar el paso de embarcarse en otra hipoteca de largo recorrido.

Finalmente, indicar que en este movimiento constante de familias de unas zonas a otras, del abandono de pueblos, o núcleos dentro de los mismos municipios, también está influyendo la capacidad de las instituciones públicas para hacer de cada lugar un sitio deseado.

Las políticas de arraigo no están dando un resultado positivo, ni en Almería ni en muchos sitios de lo que se conoce como ‘La España vaciada’. Es necesario poner en marcha incentivos para que no se sigan abandonando zonas que se encuentra debidamente equipadas y para evitar la saturación de otras de nueva creación que tienen que recibir el aluvión de nuevos residentes en un corto espacio de tiempo.

Dónde vamos a llegar, ni se sabe. Desde las instituciones deben plantearse seriamente que un pueblo debe ser lo suficiente cómodo y atractivo para que sus vecinos lo consideren hasta el punto de no tener que abandonarlo por una opción mejor.



José Antonio Gutiérrez