Salud mental: Guerras, economía inflacionista y situación política en España

Salud mental: Guerras, economía inflacionista y situación política en España

Últimamente se está hablando mucho de la salud mental en España. Desde la pandemia del coronavirus en adelante, fundamentalmente

Son muchos los contenidos que se encuentran en Internet con este asunto y muchos los medios de comunicación que tratan el tema en programas monográficos o como parte de la programación normal. Antes no pasaba esto. La salud mental era una disciplina de médicos especialistas y para gente muy concreta que había tenido la desgracia de padecer algún tipo de patología relacionada con este trastorno.

A poco que nos paremos a pensar qué desata la inestabilidad emocional que nos lleva a alguna de las dolencias consideradas dentro de las disciplinas que engloba el término ‘salud mental’ nos damos cuenta que no estamos locos de milagro.

Desde mi punto de vista, España, nos encontramos con diferentes escenarios que nos hunden emocionalmente. Todos pensábamos que la Guerra de Ucrania era insoportable después de haber vivido bajo la amenaza del COVID-19. No solo no se ha terminado dicho conflicto, que de golpe no encontramos con otra debacle de dimensiones incalculables. La nueva batalla de Palestina. Es cierto que para nosotros ambas guerras quedan muy lejos geográficamente, aunque no emocionalmente. Por otra parte, escuchar la palabra guerra nos emplaza en un panorama económico negativo muy marcado por una inflación no apta para todos los bolsillos por los incrementos de las diferentes energías que lo encarecen todo.

A todo esto hay que añadir nuestro “viacrucis” particular con una situación política deleznable que nos está afectando de forma muy especial porque es precisamente ahora con un contexto internacional tan incierto cuando deberíamos tener a unos mandatarios sólidos que nos aportaran las soluciones que la ciudadanía demanda para los problemas que nos llegan de fuera. No es así, o bien no tenemos gobierno y si lo tenemos está muy débil porque  lo más común es que esté envuelto en una insoportable polémica.

Además, la situación política en España es enfermiza por la gran cantidad de mentiras que circulan por las redes sociales que evita tener un concepto claro de la situación. Todo el mundo parece culpable de todo a la vez que todos tienen razón. Unos usan la imagen de la Corona para justificar sus posturas, otros en cambio para culpar de ciertas desigualdades y apuntalar reivindicaciones. La imagen de Puigdemont en el centro de todo, el terrorismo, la amnistía, el referéndum de independencia, la posibilidad de unas nuevas elecciones. Una intranquilidad manifiesta que nos hace enfermizos y en algunos casos hasta nos hace sentirnos culpables de tanta inestabilidad que no beneficia a nadie.

Con este panorama no es difícil creer que la salud mental haya empezado a preocupar a la clase médica. La presión a la que estamos sometidos a cada “telediario” es incesante y la basura que nos entra por el móvil desde primera hora de la mañana insoportable.


José Antonio Gutiérrez