Es cierto que
después de unas elecciones la situación
no solo iba a cambiar sino
que iba a seguir por el mismo camino
y además con curvas más
peligrosas. Pero todo ello no es
justificación suficiente para que
un grupo de descerebrados lleve
una semana haciendo pintadas e
intentando destrozar la sede el
PSOE en El Ejido. Esta gamberrada
solamente va a conseguir que
algún idiota, no se le puede llamar
de otra manera, perdonen la expresión,
se pase los próximos tres
años entrando y saliendo de los
juzgados por actos vandálicos
captados por alguna cámara de vigilancia
de la propia sede socialista
o por el teléfono oculto de algún
vecino del barrio.
Las manifestaciones son válidas,
encajan perfectamente en el
juego democrático de un país
como España, son necesarias para
mostrar a los que ostentan el poder
si estamos de acuerdo o no con sus
decisiones, pero la violencia no
está justificada nunca con nada,
los actos vandálicos tampoco y los
daños materiales solo demuestran
salvajismo, falta de cordura y una
idiotez continua e incesante que
no conduce a nada. Solo basta recordar
cómo el terrorismo de
ETA, los amigos de Bildu, no consiguieron
nada matando a más de
800 personas, en cambio sus seguidores
en el parlamento se están
haciendo los dueños del País Vasco
y están poniendo el Gobierno
de la Nación a sus pies, todo ello
sin pegar un solo tiro.
Que los violentos están en todos los partidos ya lo vemos a diario,
solo hay que recordar el episodio
vivido hace unos días en
Chercos, un pueblo de menos de
300 habitantes del norte de Almería
donde unos cuantos querían
linchar a su alcalde de 98 años de
edad por haber conseguido que
prosperara una moción de censura
contra el PSOE, lamentable. El
anciano terminó en un centro hospitalario
y los cesados fuera del
Ayuntamiento.
Por todo ello, la violencia que
demuestran algunos violentos
está de más. Las manifestaciones
pacíficas mandan un mensaje claro,
no obstante, las que están
acompañadas de actos vandálicos
no sirven para nada, siempre prevalece
el efecto de los daños causados
sobre el mensaje que se trata
de enviar a quienes mandan.
Es una pena que después de
las batallas campales vivida en El
Ejido en febrero del año 2000
hoy, veintitrés años después, haya
algunos que sigan con lo mismo,
solo me queda pensar que algunos
de los violentos de hoy, aún no habían
nacido en el año 2000 y no
saben bien a lo que huelen las gomas
de coche ardiendo, los botes
de humo de la policía o las bombonas
de propano reventadas. Estamos
viviendo unos momentos
muy complicados con un país dividido
en el que se están tomando
decisiones políticas muy controvertidas
y no aceptadas por una
parte de la ciudadanía. Es necesario
mostrar la disconformidad con
las manifestaciones públicas de
los ciudadanos, pero nada justifica
la violencia, ni los destrozos
público ni nada que se le parezca.
La violencia es la mejor manera
de perder la razón.
José Antonio Gutiérrez