La cifra exacta es de 1.288 millones
de euros para el periodo comprendido entre 2023-2023, en esos siete años la
falta de lluvias provocará la pérdida de las cantidades reseñadas por el
colectivo agrario que defiende los intereses de los agricultores.
Hay quienes se resisten aún a
considerar que la subida constante de la temperatura media es un invento de los
ecologistas o los “antisistema”, pero es evidente que llueve menos y cuando lo
hace se producen tormentas muy voluminosas que hacen más daño que beneficio.
Creo que no es necesario que nos expliquen que dicho cambio se está produciendo
en el clima y que sus efectos son verdaderamente visibles en algunas zonas
agrícolas del país y en puntos muy concretos de la provincia de Almería
también.
La subida de 1,5 grados centígrados,
siempre según el análisis de COAG, está generando que las precipitaciones sean
menores y que la “evapotranspiración” sea mayor. El resultado final es que hay
menos agua disponible para el ser humano, las plantas y los animales.
La organización agraria añade en su
valoración a los efectos del cambio climático que la falta del líquido elemento
aumentará el abandono de zonas rurales donde será aún más complicado sobrevivir
provocando un vaciado aún mayor y una despoblación que arrastrará consigo los
problemas del abandono de pueblos y áreas rurales y la masificación de otras
urbes que ya tienen población de más.
Todo este proceso es progresivo y
apenas notamos que se está produciendo, pero realmente está ahí y hay que
combatirlo.
La cuestión está en creernos que es
posible bajar la temperatura del planeta. Todas las voces entendidas en la
materia apuntan en este sentido, aun así cabe plantearse si estamos preparados
y concienciados de que es necesario hacer el esfuerzo que requiera el medio
ambiente para forzar un cambio en la temperatura que nos dé un respiro en la
sucesión de acontecimientos negativos que están relacionados con el clima y el
calentamiento del planeta.
Debemos pensar si el ser humano está
preparado para entender que los efectos de la modernidad nos conduzcan a un
callejón sin salida cuyas principales víctimas seamos nosotros mismos,
incapaces de entender que nuestro esfuerzo es necesario para salvar el planeta
de la devastación a la que lo estamos sometiendo.
Por último, otra reflexión que creo importante hacer
está relacionada con el futuro de Almería. No es muy difícil entender que el
cambio climático no afecta a todos por igual. En el caso de esta provincia es
diferente porque vivimos principalmente de la agricultura y si a algo está
afectando el clima de verdad es al sector primario del que tanto dependemos.
¿Seremos capaces de poner freno a nuestra propia autodestrucción? Está por ver.
José Antonio Gutiérrez