Están
destrozando mercancía española
asimilándola con la de países terceros
como la procedente de Marruecos
al considerar que en España
no hay restricciones en
materia de fitosanitarios, fertilizantes
y agua. Por otra parte,
creen que los agricultores no pagan
Seguridad Social de sus empleados
o la subida del salario
mínimo de los trabajadores del
campo no les afecta.
Los productores franceses,
además de provocar un caos en la
agricultura local por evitar que los
pedidos lleguen a los clientes, lo
cual ha provocado un descenso de
las cotizaciones, quieren luchar
de forma encubierta e hipócrita
con la competencia correcta y justa
de la producción española, también
acusan a los productores italianos
de lo mismo. No es la
primera vez que los vecinos del
norte han destrozado camiones de
lechugas, tomates, pimientos o
derramado millones de litros de
vino culpando a España de su escasa
rentabilidad.
Por otra parte, son muy comprensibles
otras reivindicaciones
que afectan tanto a ellos como al
resto de los productores de Europa.
La Unión Europea se ha centrado
en proteger el medio ambiente sin
calcular las nefastas consecuencias
para un colectivo tan grande como
el que integra el sector primario.
La UE está poniendo restricciones
al uso de pesticidas sin
aportar soluciones alternativas.
Por otra parte se está reduciendo
el agua de riego sin hacer las infraestructuras
necesarias para
conseguir el líquido elemento por
otras vías, así mismo los fertilizantes
están encontrando coto
también a su libre utilización. A
todo esto hay que añadir que los
costes han subido considerablemente
por la situación general en
Europa. Los combustibles se han
disparado, la energía eléctrica
también y todo ha provocado una
subida generalizada que soportan
los agricultores estoicamente.
Otro hecho que une a franceses
y españoles es que las restricciones
europeas se ven aumentadas
por las que imponen los
gobiernos de ambos países a la
vez que fomentan la agricultura
de países terceros. Tal es el caso
de España que está ayudando a
Marruecos a generar una red de
desaladoras para que no tengan
limitaciones de agua, a la vez que
en nuestro país dichas restricciones
son permanentes. El resultado
de todo esto es que el propio gobierno,
tanto en España como en
Francia, está potenciando la competencia
agrícola de países externos
a la Unión Europea y ello indigna
a los agricultores que se
sienten desamparados. Se están
anunciando por parte de las organizaciones
agrarias españolas movilizaciones
en España, lo mismo
que está sucediendo en Francia,
Alemania, Polonia, Grecia y otros
países europeos.
Por otra parte, hay que reseñar
que esta situación está afectando
de lleno a la producción almeriense
que se encuentra ahora en plena
campaña agrícola. Hay algunos
productos como el pimiento
que sí resiste un parón, pero pepino,
calabacines o berenjenas tienen
muy complicado una pausa
en la recolección.
José Antonio Gutiérrez