La
Policía Nacional ha arrestado a una mujer y a
un hombre acusados de cometer delitos relativos a la prostitución y
delitos contra los derechos de los ciudadanos extranjeros en El Ejido. Todo ello
en una operación coordinada entre las Brigadas de Extranjería y
Fronteras de El Ejido y Marbella, y el Grupo III de la Unidad Central
de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales de
Valencia.
El
varón, de origen cubano, era el encargado de captar a las mujeres en
situación irregular en España, también de origen latino, que además se encontraban en
circunstancias de especial vulnerabilidad. Según informan desde la Comisaría de Almería, esta
persona se hacía pasar "por una especie de chamán", amenazándolas "con rituales esotéricos que les provocarían el mal a ellas mismas o
a sus familiares". La
mujer, que era la encargada de gestionar la rutina del burdel,
sometía a las víctimas a un control que afectaba directamente a sus
derechos como seres humanos.
"Solo sí es sí"
Las
trece mujeres que llegaron a ejercer en esa casa denunciaron
que la detenida las controlaba 24 horas a través de un circuito
cerrado de televisión y utilizaba el audio del sistema para darles
instrucciones, incluso cuando se hallaba fuera del local. Debían
estar disponibles todos los días del año a cualquier hora del día
o de la noche, y no podían decidir por ellas mismas si aceptaban o
no a sus propios clientes, o las prácticas sexuales que estos les
proponían, incluyendo el sexo sin medidas de protección. Incluso las aleccionaban a consumir sustancias estupefacientes si los putañeros se lo pedían, todo para complacerlos.
La proxeneta presionaba a las víctimas para que accedieran a
través de un sistema de multas. En
caso de negarse, o pasarse del tiempo establecido para el servicio, perdían su recaudación y podían llegar a ser
expulsadas de la casa sin ningún recurso para subsistir, aunque tampoco gozaran de ningún tipo de comodidad en ella: ni siquiera podían dormir en una habitación, ya que estas se reservaban para "dar servicio", por lo que tenían que turnarse en los sofás del local, situado en los alrededores de la calle Argentina, según ha podido averiguar D-CERCA.
La
arrestada daba instrucciones precisas a las chicas con lo que
tenían que decir a la policía en caso de una inspección, y tuvo la
osadía de colocar en las puertas de la casa carteles de
sensibilización con el eslogan “Solo sí es sí”.
Extorsión y desesperación
En
los pertinentes registros, los investigadores hicieron acopio de
cuadernos de cuentas donde quedaba acreditado que la detenida se
quedaba con cantidades que oscilaban entre el 40 y 50% de los
servicios, y además detraía los gastos en higiene, alimentos,
consumiciones, o preservativos, llegando incluso a extender préstamos
con intereses que rozaban la usura.
Una
de las víctimas declaró que aguantaba esta situación con tal de no
volver a su país, donde era perseguida por razón de su orientación
sexual. Otras estaban tan desesperadas que se planteaban aceptar
“ofertas” de sus clientes, que les ofrecían alojamiento a cambio
de convertirse en sus esclavas sexuales.
La
operación concluyó a finales del pasado verano con la detención de los dos responsables y el
cese de la actividad del prostíbulo. El falso chamán fue localizado en la localidad malagueña de Marbella, según confirman fuentes policiales a este medio. Las víctimas fueron incluías
en los distintos servicios de protección
institucional.
D-CERCA