La
tarde parece más sosegada, pero también hay días en los que encontrar
aparcamiento se torna complicado, casi imposible.
Hasta
los aparcacoches se resignan a su suerte y girando la cabeza, sin necesidad de
entablar conversación te advierten y comunican que no hay posibilidad de dejar
el auto estacionado en la zona que dicho servidor está ubicado. Esta falta de
aparcamiento tiene sus consecuencias, hasta el punto que se estacionan los
coches en pasos frecuentes, en las intersecciones de calles haciendo muy
complicado el giro para los cientos de coches que en caravana deambulan
buscando un hueco, colas detrás de ese coche que se va, pero que lo hace con
parsimonia porque la señora mayor no está hábil para subirse en el vehículo
todo lo rápido que quisiéramos y así un largo etc.
Dejar
el coche antes de ir a la consulta genera un estado de ansiedad y angustia que
no es el ideal para ir a visitar al médico por otras cuestiones de salud, pero
eso es lo que tenemos. En ocasiones, la llegada a la cita es tardía con lo que
ello supone para profesionales que están esperando y para los propios pacientes
que están igualmente aguardando su turno.
Así
las, cosas es de suponer que un centro hospitalario debería tener equipamiento
y comodidad en todos los lugares, incluido el aparcamiento.
Algunos
usuarios del centro han optado por dejar el vehículo en el aparcamiento del
centro comercial Copo y pasar al recinto del Hospital por la pasarela elevada
que salva la carretera de Almerimar. Así pues, es fácil imaginar que un lunes a
las once de la mañana el centro comercial Carrefour de El Ejido está a reventar
de clientes y no es así, lo que está lleno de usuarios es el propio centro
hospitalario.
Los
conductores, en un alarde de peripecia para estacionar, llegan a poner los
coches en los terrenos rústicos del entorno del Hospital encima de las hierbas
y las piedras que hay en el lugar como no podía ser de otra manera porque nadie
ha habilitado esos terrenos para aparcamiento.
Me
imagino que cuando algún responsable de la sanidad local se tope con este
artículo, su pensamiento se centrará en ubicar una posible solución en la
apertura del centro hospitalario que se está haciendo en la vecina localidad de
Roquetas de Mar y que promete dar holgura y espacio al saturado sanatorio
ejidense.
Si nos
encontramos con alguna solución imprevista lo celebraremos y disfrutaremos de
un aparcamiento más civilizado cada vez que tengamos que ir al médico, de lo
contrario, nos queda esperar a ver cuántos coches se lleva el Hospital de
Roquetas de Mar.
José Antonio Gutiérrez