Es
más, algunos agentes de las Fuerzas del Orden reconocen que son “collas del
robo” perfectamente organizadas que asaltan por zonas, conocedores de la gran
dificultad que tienen las autoridades para frenarles en su empeño.
Algunos
agentes del orden llegan a reconocer en privado que los detenidos apenas pasan
horas en el calabozo, son puestos en libertad de inmediato y, por ello, no temen
las consecuencias de toparse con la Policía o la Guardia Civil.
Vigilar
el campo es muy complicado porque hay miles de almacenes de riego que albergan
maquinaria, abonos y productos fitosanitarios de un gran valor. Lo robado
encuentra salida en un mercado negro porque entre los agricultores hay
desaprensivos que quieren ganar dinero a costa de lo que sea, incluso algunos
que piensan que son “persistentemente robados” por la hacienda pública y la
gran distribución y se consideran con el derecho de actuar como les dé la gana
y, por lo tanto, están legitimados para adquirir material robado a bajo precio.
Por
otra parte, está el drama que los almacenes de suministros agrícolas. Son
objeto de continuos robos y no hay ninguna herramienta de seguridad capaz de
frenar los intentos de los delincuentes. Estos centros de venta de productos
fitosanitarios y abonos se encuentran en el campo cerca de los agricultores y
de sus fincas. Por lo tanto un sistema de alarmas, aun siendo efectivo, otorga
a los delincuentes un par de minutos para entrar en la nave, robar todo lo que
puedan y salir corriendo. Solo necesitan herramientas para destrozar la puerta
y un pasamontañas que les cubra la cara para no ser identificados. Para cuando
llegan las Fuerzas del Orden o el propio propietario de la finca o almacén han
huido con un botín que les arregla varios meses de sustento una vez que lo
convierten en dinero tras venderlo en el mercado negro. Hay tantas naves de
venta de estos productos, tantos almacenes de riego, hay tantos caminos por los
que huir en el silencio y la oscuridad de la noche que la tarea se torna muy
complicada.
La
única solución que hasta ahora permite cierta tranquilidad, si es que se le
puede llamar así, es gastarse un dineral en blindar las naves con sistemas de
seguridad y realizar un seguro de robo si realmente hay alguna compañía que se
presta a ofrecer tal cobertura.
Por
otra parte, las Fuerzas del Orden recomiendan poner la oportuna y necesaria
denuncia para proceder en caso de robo. Algunos afectados se niegan a hacerlo
al considerar que no sirve para nada y por tratarse de un proceso en el que se
pueden perder hasta tres horas, es poco ágil. No obstante, comunicar a las
autoridades lo sucedido no solo sirve para detener a los malhechores, sino
también para ofrecer datos a una estadística que tiene que afrontar el
Ministerio del Interior. Un mayor número de denuncias provoca la reacción de
los responsables del mencionado ministerio, la ausencia de denuncias no provoca
nada, ni tarde, ni temprano.
Finalmente,
recordar que es tan delincuente el que compra productos robados a bajo precio,
como el que los roba. Tampoco estaría mal que alguien delatara a esos
personajes que hacen triunfar el negocio de los ladrones comprando material
procedente de los robos que se comenten a diario y con mucha más frecuencia.
José Antonio Gutiérrez