Nunca
antes las empresas, las instituciones y las asociaciones se habían movilizado
en apenas 24 horas para poner a disposición de una entidad siniestrada todo
aquello que hiciera falta para que sus clientes y sus socios agricultores
pudieran seguir comercializando sus productos en plena campaña de primavera.
Las
empresas comercializadoras han ofrecido a los socios de MABE sus instalaciones
para concluir la campaña de melón y de sandía que se encontraba en pleno auge
cuando se declaró el aparatoso siniestro. Entidades bancarias, fabricantes de
cartón, transportistas, la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de El Ejido, las
asociaciones empresariales, las organizaciones agrarias y un largo etc. Todo el
mundo ha querido ponerse a disposición de Antonio Ruiz y los suyos para que
este desastre solo les afecte en lo común y no en lo personal. Afortunadamente,
los socios van a poder recolectar sus cosechas y los clientes europeos van a
recibir las hortalizas que tenían programadas como si no hubiera pasado nada.
Este
comportamiento ha aliviado a propios y a extraños de la dantesca imagen del
pasado 27 de mayo con las feroces llamaradas del incendio que destruía la nave
principal de esta exportadora. Parecía el fin del mundo. Trabajadores y socios
se quedaron sin habla viendo como el fuego convertía en humo la mejor y más
moderna nave para confeccionar frutas y hortalizas de cuantas tenía el sector
agrario almeriense en ese momento.
Hay
que dar las gracias a todos los que han reaccionado tan rápido y a todos los
que vieron en apenas horas que la mejor solución para aflojar la presión de
aquellas imágenes era ayudar para minimizar los duros efectos del fuego.
Por
otra parte, y tras ver esta positiva y única reacción del sector, cabe pensar
que algo se está moviendo en el campo almeriense. Parece como si ya nos
estuviéramos dando cuenta de que el enemigo no es el vecino, que la competencia
es sana y necesaria, pero nunca debe llevar a disputas insalvables. Se ha
hablado mucho de la falta de unión en el sector y, posiblemente por ello, se ha
hecho difícil hacer una oferta más unificada y unánime para poder atender mejor
a los clientes y evitar ese sometimiento que de vez en cuando imponen las
grandes cadenas con precios que no dan para pagar la cosecha.
Esta
reacción del campo con MABE lo mismo nos invita a ‘una pensada’ y el gesto de
solidaridad va más allá y conseguimos alguna vez que los grandes dirigentes de
este campo se sienten a una mesa para defender los intereses de todos para
conseguir un campo mejor.
El
excelente comportamiento del sector con el duro revés que ha recibido MABE ha
sido muy comentado en los círculos agrícolas y todo el mundo muestra su
satisfacción por la gran movilización de unos y otros para que el entorno de
esta entidad no se quede abandonado tras los efectos de las llamas.
Solo
me resta desde esta humilde página de periódico dar ánimo a Antonio Ruiz y los
suyos para que veamos de nuevo la nave levantada. Así mismo, dar las gracias a
un sector que ha demostrado madurez, compañerismo y mucha solidaridad.
José Antonio Gutiérrez