La eurodiputada del Partido Popular, Carmen
Crespo, estará en la portavocía del Grupo PPE en la comisión de Comisión de
Agricultura y Desarrollo Rural del Parlamento Europeo para los próximos cincos
años.
Carmen Crespo trabajará junto al italiano de De Meo Dorfman esta portavocía, y
tendrá como prioridad el debate de la nueva Política Agraria Común (PAC), crucial
para nuestro país y la comunidad autónoma andaluza.
A este respecto, Crespo ya ha adelantado al foro de la Comisión que uno de los
objetivos principales que se marca para este periodo legislativo es “mantener el peso
agrícola y económico de la nueva PAC que vamos a empezar a configurar en la
propia Comisión y que precisa una amplia reforma a fin de mejorar su simplificación
de cara al agricultor y su adaptación a la realidad de los sectores productivos”. Por
tanto, “se hace necesario apostar por un modelo agrícola competitivo en Europa”.
La eurodiputada andaluza ha señalado que el gran reto de Europa es “afianzar el
cambio real que se persigue para el modelo agrícola, pero hay que hacerlo de la
mano de los agricultores que están concienciados en hacer prácticas sostenibles y
avanzar hacia la transición verde, pero sin que ésta les lastre la competitividad frente
a otros productores”. Y por eso, dice Crespo, “es imprescindible que los cambios
normativos y las acciones legislativos que impulsemos apliquen un equilibrio justo
entre la sostenibilidad y la rentabilidad agrícola” y que “esa serán las líneas de esta
nueva etapa que inicio como europarlamentaria”.
Asimismo, Crespo ha vuelto a situar la alimentación de los europeos como una
prioridad de los ejes legislativos a promover dentro de la Comisión de Agricultura y
Desarrollo Rural del Parlamento Europeo, a fin de garantizar la soberanía alimentaria
de todos los países miembros.
En este sentido, ha explicado que “se trabajará en coordinación con otras
Comisiones contra la competencia desleal mediante la implantación de las cláusulas
espejo a terceros países, al refuerzo de los PIF en los puertos españoles y un control
férreo de las importaciones en los puertos europeos, así como el control exhaustivo
del cumplimiento de los contingentes; una política proactiva desde la Comisión
Europea para poner fin a los injustos aranceles; o evitar nuevos aranceles a los
productores europeos por guerras comerciales que nada tienen que ver con el
sector”.