Los cómplices de los ladrones del campo

Los cómplices de los ladrones del campo

Es lamentable comprobar como los cómplices de los ladrones del campo son los propios agricultores, los mismos afectados los que comprando productos robados financian a las “collas del robo” que llegan a sustraer elementos para los cultivos casi a la carta

Cuando tuve noticias de este hecho no me lo podía creer. Me cuentan que hay agricultores que compran productos robados a bajo precio para conseguir rebajar los costes de cosecha. Algunos compran productos fitosanitarios de alto coste por una cuarta parte de su valor, incluso hay quienes adquieren sacos de abono ya empezados por sus originales propietarios.

Esta forma de proceder de algunos agricultores retratan a personajes sin escrúpulos a los que solo les interesa el dinero, pero lo que no saben es que aquellos que hoy son sus cómplices para hacerles llegar productos baratos, mañana no van a tener el más mínimo reparo para robarles todo lo que puedan y más haciéndoles perder todo lo ganado ilegalmente.

Luchar contra esta gente es muy fácil, simplemente con hacer denuncias anónimas a la Guardia Civil es suficiente para perseguir estas prácticas, ya el Instituto Armado se compromete a salvaguardar la integridad de los acusados para que sean investigados en su justa medida.

Es posible que una vez que se le dé visibilidad a estas prácticas, aquellos que se sienten protegidos por el anonimato pueden verse sorprendidos por una visita del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) que les pida la factura de lo que tienen en su almacén o finca y no puedan demostrar su procedencia. A partir de ahí empieza un costoso calvario del que es complicado salir. Traficar con productos fitosanitarios sin la debida autorización es un grave delito que puede acarrear importantes problemas a quien desarrolla este tipo de prácticas.

Me cuentan igualmente que hay un almacén en el Poniente almeriense donde se puede comprar plástico de todas las medidas, colores y grosor a un precio mucho más económico. Si esto es así, pronto van a caer los receptores de las bobinas robadas, pues las empresas fabricantes de plástico ya pueden identificar con códigos de barras y otros elementos de serigrafía las partidas encargadas por los agricultores, por lo que una bobina robada puede delatar a su receptor con un simple identificador de códigos.

Por otra parte, se están popularizando los ‘AirTag’, juguetes que ofrecen la posición de los objetos robados una vez colocados en aquellos objetos o consumibles que son más apreciados por los ladrones. Alguno se va a llevar una sorpresa.

Es muy posible que aquellos que recepcionan productos robados tengan que abandonar la práctica agrícola, no solo por la acción de la Justicia que ya es muy pesada, sino por el rechazo social de quienes no los aceptan en su entorno.



José Antonio Gutiérrez