Es cierto
que uno de los motivos de esta pérdida de valor es atribuible al estallido de
la burbuja inmobiliaria de 2006 tras el cual cayeron los precios de forma
abrupta. No obstante, la cotización de las casas está aumentando a marchas
forzadas en España excepto en algunos núcleos como pasa en El Ejido, Las Norias
o Santa María del Águila.
Según
el portal de referencia en compraventa de viviendas en España el valor medio
del metro cuadrado en El Ejido en 2011, fecha posterior al desplome
inmobiliario, era de 1.556 euros. Esta cantidad ha ido evolucionando
negativamente y hoy, 13 años después, ha pasado a ser de 890 euros metro
cuadrado, lo cual significa que en este periodo de tiempo una vivienda media de
90 metros cuadrados vale casi 60.000 euros menos.
En el
caso de Las Norias de Daza la pérdida de valor a la baja es aún más
espectacular. En el año de referencia, 2011, la cotización del metro cuadrado
estaba en 1.309 euros y en 2024 ha
pasado a ser de 640 euros. El descenso de 837 euros por cada metro construido
supone que un propietario ha perdido por una casa de 90 metros 75.000 euros en
apenas 13 años, cuando en realidad tenía que haber aumentado su valor por el
coste general de la vida.
Esta
tendencia es unánime en todos los núcleos de El Ejido a excepción de los
costeros y con efecto inverso en Almerimar cuyo precio por metro cuadrado anda
en torno a 1.897 euros metro cuadrado con un incremento respecto de agosto de
+3.2%, una auténtica exageración. Estos precios vienen a significar que una
vivienda dúplex en Almerimar o un adosado de 160 metros cuadrados superan los
300.000 euros.
Por
otra parte, la caída del valor en los núcleos ha provocado la paralización
total de nuevas edificaciones, además, la venta de la totalidad de las
viviendas de los bancos ha dejado en dique seco la posibilidad de alquilar
viviendas y de adquirir casas nuevas, solo se venden de segunda mano.
De
esta forma se está generando un sombrío panorama que puede derivar en un
ascenso de precios de forma repentina porque entren en disputa las pocas
viviendas que aún puedan cambiar de manos. La nueva edificación no existe y la
saturación de algunos hogares es evidente, además, la oferta constante de mano
de obra para el manipulado y el campo está haciendo que todo el Poniente sea
zona de inmigración permanente y es muy posible que la insistente demanda
termine por provocar un aumento de los precios, tanto en lo que se refiere al
alquiler como en lo relativo a la adquisición de nueva vivienda.
Por
otra parte, la bajada de tipos está abaratando las hipotecas día a día, pero si
no hay casas para hipotecar de poco va a servir la bajada de tipos y una mayor
facilidad para acceder a una hipoteca bancaria. En definitiva, un caos a punto
de explotar.
José Antonio Gutiérrez