La locura de la integración

La locura de la integración

Varios informes realizados por expertos que saben muy bien lo que dicen, señalan que cada vez son más necesarias esas personas que trasladan la migración de unos continentes a otros y de unos países a otros

En España, la natalidad está bajando a unos niveles insospechados, pero ¿de qué sirve el progreso si no hay personas para trabajar, si no hay contribuyentes, si no hay quienes sean capaces de mantener negocios abiertos o dedicarse profesionalmente a todas aquellas labores que son necesarias para poder cubrir la demanda de una sociedad?

Parece mentira, pero vamos camino de padecer un desabastecimiento de personas. Suena muy mal, pero es una triste realidad. Ante este panorama no queda más remedio que poner orden, de lo contrario va a ser muy complicado que podamos convivir y especialmente solucionar los problemas que tenemos ahora mismo para conseguir que haya un equilibrio entre las personas que quieren trabajar, las que necesitan ese trabajo y mantener todo un sistema que tiene que estar basado en el aporte de los contribuyentes.

¿La situación real cuál es? Si observamos con detenimiento las redes sociales, hay muchas personas que tienen el derecho y así lo ejercen, a opinar sobre este asunto, no obstante, después de una lectura sosegada de varios mensajes, la sensación que te queda es que hay rechazo, hay mucho racismo y xenofobia, pero nada de integración.

Esto nos va a llevar a que, en el futuro, en lugar de tener una sociedad donde unos trabajen para que otros puedan seguir viviendo, nos vamos a encontrar una sociedad enfrentada en la que unos somos enemigos de otros y donde la integración va a brillar por su ausencia con lo cual los problemas que vamos a tener van a ser todavía mayores a los que conocemos ahora mismo.

Nos dicen los expertos que llegan de África millones de personas buscando una vida mejor en la Vieja Europa. No hay que ser muy listo para darnos cuenta de que eso es así. Por otra parte, vemos como Europa envejece, los índices de natalidad son cada vez más bajos y aquellas personas que tienen que mantener el sistema no nacen, con lo cual es más que probable que los que llegan de otros continentes sean definitivamente los que trabajen, los que tributen y los que aporten ese granito de arena para que Europa siga estando en pie y los ciudadanos del Viejo Continente sigan manteniendo sus estructuras económicas y sociales como sociedad. Creo que, visto lo visto, no estamos preparados para asimilar la realidad real y objetiva que nos está tocando vivir y lo peor de todo es que nos negamos abiertamente a asumir un cambio en nuestra forma de aceptar estos problemas. Seguimos siendo los que tenemos más razón que nadie y nos negamos a analizar una realidad palpable que nos invade y nos afecta.

Posiblemente estemos muy ocupados peleándonos políticamente para darnos cuenta del problema que tenemos encima.



José Antonio Gutiérrez