El pasado
Viernes Santo las calles de Santa María del Águila al igual que la de otros
muchos núcleos del Poniente Almeriense se llenaron de visitantes y público
local para ver la salida de la cofradía aldeillense. Ante un respetuoso
silencio al paso de las veneradas imágenes,
los ciudadanos se saludaban como si no se hubieran visto desde hace
tiempo.
Horas
antes del acontecimiento parecía que no quedaba nadie en este núcleo y nada más
salir el Cristo de la iglesia parroquial miles de personas se dieron cita en su
pueblo de siempre.
Por
otra parte, estos días nos encontramos
en la semana grande de El Ejido y de Adra por la celebración de San Marcos,
patrón de los animales, bestias así llamadas entonces cuando ayudaban a los
agricultores en las labores del campo.
Durante estos días y acogidos por esta tradición, los vecinos volveremos
a inundar las calles de Ejido núcleo para disfrutar con el desfile del Santo
Patrón de los Animales y del ingenio de las carrozas que le acompañan en todo
su recorrido, amén de una nutrida participación de caballos con sus respectivos
jinetes.
Será
otro momento para vernos las caras, saludarnos, recordarnos los unos a los
otros y poder decir que seguimos aquí como siempre aunque habitualmente no se
nos ve. Esta celebración se ha transformado mucho convirtiéndose en una romería
en pleno centro de El Ejido. Los
ciudadanos crean pequeñas tascas improvisadas en los pocos solares disponibles
que quedan junto al recorrido del Santo. Como todo el mundo sabe, los
participantes en la romería se inhiben por completo y están bebiendo, cantando
y bailando durante todo el recorrido para que los espectadores que se agolpan a
ambos lados de cada calle puedan disfrutar de un desfile cargado de color,
solemnidad, alegría y belleza creativa.
Además,
hay otros actos importantes que van a hacer que el público salga a la calle y
demostremos de nuevo que sitios como El Ejido no están vacíos, simplemente los
ciudadanos están, pero no se les ve.
Es por
lo comentado hasta este momento el título de esta reflexión. Son las tradiciones de toda la vida las que
hacen que los vecinos salgamos a la calle y no demos la sensación de que hemos
dejado el pueblo vacío.
No
obstante, habría que reflexionar acerca
de por qué los ciudadanos de este municipio han dejado de salir a la calle y
solamente se nos ve paseando al lado de la playa, en El Corte Inglés, o en
algunos acontecimientos sociales como son los citados en este texto.
Posiblemente deberíamos de pensar en hacer la calle más disfrutable para que
todos nos veamos la cara con más continuidad y no solo de tarde en tarde cuando
la cita nos requiere.
D-CERCA