La famosa foca Carmela llega hasta el Poniente y se deja ver en Balerma, Balanegra y Guardias Viejas

La famosa foca Carmela llega hasta el Poniente y se deja ver en Balerma, Balanegra y Guardias Viejas

Se trata de un ejemplar sano de foca gris que ha decidido tomar un rumbo totalmente contrario al resto de su especie y ya ha recorrido buena parte de la costa de la Península Ibérica desde 2023

La famosa foca Carmela ha llegado hasta el Poniente almeriense y se ha dejado ver en la playas de Balanegra, Balerma y Guardias Viejas, según publica La Voz de Almería y trasladan testigos a este medio, después de un largo periplo que la ha llevado a recorrer ya buena parte de la Península Ibérica desde que su presencia fuera detectada por primera vez en Galicia en el año 2024. 

Carmela se ha ganado su fama después de recorrer durante estos últimos meses todo el litoral andaluz, comenzando por la provincia de Huelva, haciendo después una primera parada en el municipio de Conil de la Frontera (Cádiz), donde la bautizaron y su presencia generó un gran interés por parte de vecinos y visitantes, que encontraron en ella un animal simpático y tranquilo que simplemente deseaba estar tranquila y que no la molestasen. Desde allí pasó por varios puntos de la costa gaditana, cruzó el estrecho de Gibraltar a principios de marzo y fue vista por última vez en la localidad malagueña de Estepona el pasado 19 de marzo de acuerdo al diario Área Costa del Sol, hasta ahora. 


En dirección contraria

El periplo marinero de esta foca gris va mucho más allá. Como explica para D-CERCA Alfredo López, biólogo de la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariño (Cemma), Carmela tomó tierra en el litoral gallego el año 2024, proveniente de alguna de las colonias de cría de estos pinípedos en Inglaterra, Bretaña o Irlanda. Este último es su origen más probable, ya que los ejemplares de esta especie, cuando deciden dispersarse, nadan en línea recta en dirección al sur. Pero esto es lo único normal en Carmela. 

U Oza, como la conocieron los gallegos, debido a su larga estancia en el puerto de la ciudad de A Coruña, del que recibió su primer nombre. "En cada puerto le ponen uno diferente", declara López entre risas. Como cuenta, suelen ser los ejemplares machos juveniles los que tienden a dispersarse de su grupo cuando alcanzan cierta edad, cuando llegan nuevas crías pequeñas que requieren más atención, se separan de su madre y deciden salir a buscar un espacio propio antes de volver.

Eso es lo usual, pero hay excepciones. "Algunos se alimentan mal o tienen problemas de salud  como heridas, en ese caso los recogemos", afirma el biólogo, "los casos de adultos son más raros, suelen ser ejemplares desahuciados que se apartan de sus colonias a morir y se van lo más lejos posible, como su fuera el cementerio de elefantes".

Pero Carmela no es normal. En ella no han detectado ningún problema o enfermedad que le impida volver a su lugar de origen, es una hembra sana de entre unos 150 y 200 kilos totalmente sana. "No tiene interés ninguno en volver", opina López, "puede que pasara por una mala experiencia, no sabemos el motivo, pero va en dirección contraria" a todas las demás focas grises. 


Cómo comportarse con Carmela

El experto en mamíferos marinos afirma que lo único que hay que hacer con Oza-Carmela es "respetarla". Y es que esta foca aventurera está acostumbrada a los seres humanos, a verlos, e incluso puede llegar a acercarse en un momento de curiosidad a alguien, o a alguna embarcación, pero quienes se la encuentren deben limitarse a "disfrutar de su presencia y dejarla hacer, a no ser que la veamos herida".

"No es agresiva, pero tiene la boca llena de dientes", recuerda, "no hay que acercarse demasiado, ni agobiarla, ni devolverla al mar si la vemos en la orilla", asegura. 


Francisco Lirola