Los restos humanos hallados la madrugada del miércoles en Pampanico, en El Ejido, podrían pertenecer a Lourdes García, la joven desaparecida hace siete años y que fue vista por última vez a la salida de su trabajo en una gasolinera de Roquetas de Mar. En declaraciones a la Cadena SER, el subdelegado del Gobierno en Almería, Andrés García Lorca, ha afirmado que “existen indicios que aproximan la investigación”, sin embargo, “la prueba definitiva nos la tiene que dar el ADN”. Precisamente por ello, García Lorca ha afirmado que “todavía es pronto” para dilucidar que, realmente, los restos hallados pertenecen a la joven y, de hecho, “aventurar cualquier hipótesis no es más que una especulación”.
En este sentido, el subdelegado del Gobierno en Almería ha señalado que “es verdad que existen unos indicadores que permiten, a través de los restos óseos, que se conozca el tamaño, la fecha aproximada, pero nada más, la conclusión vendrá cuando se tenga la secuencia de ADN perfectamente definida y eso pasará en unos días todavía”.
Fue una pareja dedicada a la recogida de chatarra la que halló el pasado martes por la tarde, en torno a las 19:00 horas, los huesos, en concreto un cráneo y un hueso largo que podría ser un fémur, en una zona de invernaderos conocida como 'Los ruiseñores', en el barrio ejidense de Pampanico; no obstante, no sería hasta las 0:30 horas de la madrugada del miércoles cuando la pareja comunicó a la Policía Nacional su hallazgo.
Entonces, se desplazaron hasta el lugar agentes de la Policía Judicial, Policía Científica, forenses y el juez de guardia para estudiar los restos, por lo que la zona fue perimetrada. Asimismo, en la mañana del miércoles, la Policía Científica continuó rastreando la zona, encontrando más huesos. Según confirmaron fuentes de la Policía Nacional a D-CERCA, los restos encontrados pertenecen a una mujer.
Lourdes García fue vista por última vez en octubre de 2009, cuando salió de su trabajo en una gasolinera en Roquetas de Mar. Días más tarde se localizó su coche, un Peugeot 206 de color gris, aparcado junto a la plaza de toros de Roquetas, con las llaves puestas en el contacto y las puertas abiertas y sin señales externas de violencia.
Isabel Fernández