Si el
reglamento europeo exige calidades 10 veces superiores, Fenacore explica
que el problema no radica en la exigencia de una mayor calidad a la
salida de la planta de tratamiento, sino en mantenerla en toda la red de
distribución de riego (canales, balsas…). Y en su opinión, cualquier
crisis sanitaria o intento de “rebajar los parámetros” puede crear un
problema de comercialización en todos los productos alimenticios que se
exportan; ya que, aunque la Unión Europea quiera “normalizar” el uso de
estas aguas, la sociedad es todavía muy reticente a comprar y comer
productos alimenticios regados con agua regenerada.
Agua de más calidad
En este
contexto, Fenacore no entiende que siendo España el país de Europa con
el mayor volumen de agua reutilizada (350-400 Hm3) tenga que legislar
mediante el reglamento europeo, cuando el reglamento español lleva
funcionando más de 12 años.
En
cualquier caso, los regantes defienden el principio de ‘quien contamina
paga’ para que el coste del tratamiento recaiga sobre el usuario que
genera el agua residual.
Fenacore
cree que la cuestión a determinar con la máxima transparencia es quién
es el beneficiario de la reutilización de aguas en cada caso, que no
tiene que coincidir obligatoriamente con el usuario directo de las aguas
regeneradas.
Por otra
parte, pide una mayor coordinación entre el canon de vertido que impone
el Estado y los cánones de saneamiento de las Comunidades Autónomas. En
este sentido, critica que resulte más barato tirar vertidos al mar, con o
sin depuración, que a los ríos y barrancos.
Medida complementaria para garantizar la alimentación
En
paralelo, Fenacore afirma que las aguas regeneradas suponen una medida
alternativa o complementaria para atender una situación de déficit o
escasez coyuntural. De hecho, en sus alegaciones al Plan DSEAR detalla
que la reutilización no debe mermar los derechos concesionales de los
regantes.
La
Federación indica que el uso de aguas regeneradas y desaladas debe ser
sólo un complemento a los recursos ordinarios superficiales o
subterráneos para garantizar la alimentación en el futuro, ya que cubrir
las necesidades crecientes de alimentos requiere un incremento del agua
disponible para riego. Y frente a la escasez, que se agrava en periodos
de sequía, resulta imprescindible buscar recursos alternativos y
complementarios a los convencionales.
Asimismo,
respalda a las Comunidades de Regantes que cedan su agua para los
abastecimientos para que disfruten de un derecho preferente a la
reutilización de esas aguas, una vez que hayan sido depuradas por el
primer usuario urbano. Sea como fuere, a la hora de otorgar una
concesión insta a respetar el orden de preferencia previsto en los
Planes Hidrológicos de cuenca.
Según el
presidente de Fenacore, Andrés del Campo, “el regadío español defiende
la depuración de las aguas residuales y su posterior reutilización,
porque ofrece una garantía de suministro muy superior a la de las
fuentes convencionales. No obstante, la reutilización de las aguas
regeneradas debe atender a factores relacionados con la calidad, los
costes, las cotas y las concesiones”.