Los negocios en los núcleos del municipio se mueren

Los negocios en los núcleos del municipio se mueren

El cierre de la Residencia de Mayores de Santa María del Águila ha sido un mazazo en toda regla para los vecinos de este núcleo, para los mayores y para todo el municipio de El Ejido. Que un negocio reconocido por la calidad de sus servicios, capaz de soportar la crisis del COVID-19 sin ningún contagio entre sus residentes, aun siendo personas especialmente vulnerables para esta enfermedad, haya tenido que cerrar dice mucho de la situación que están viviendo los negocios en el municipio de El Ejido. Todo aquello que no tiene que ver con la agricultura parece que tiene muchas más dificultades para prosperar.

De todos es conocido la queja generalizada del comercio tradicional en todo el municipio, queja que se incrementa si nos referimos a núcleos concretos como Las Norias de Daza, San Agustín, Santa María del Águila o Pampanico. Es una incómoda realidad para la que no hay solución alguna, de momento. El cierre de pequeñas empresas y establecimientos de esta naturaleza resta calidad a la vida en estos municipios por lo que el cese de la actividad termina afectando no solo a los propietarios, sino también a los ciudadanos que comparten el día a día en los mencionados pueblos y resta confianza a los nuevos inversores que no terminan de decidirse a crear más establecimientos que aporten vida a los núcleos.

Por otra parte, las nuevas tiendas de barrio están en manos de ciudadanos extranjeros que sí ven la posibilidad de negocio. Así pues, los locales que proliferan son de súbditos norteafricanos, rumanos y chinos, fundamentalmente, y apenas se dejan ver nuevos negocios creados por autóctonos o residentes con cierta antigüedad.

Se nota la falta de integración social en el municipio de El Ejido y en todo el Poniente almeriense y muy posiblemente solo triunfen aquellos establecimientos con aparcamiento propio. Casi todos los núcleos del municipio tienen una notable ausencia de transeúntes y los que se ven suelen ser trabajadores inmigrantes que no cuentan con medios suficientes para tener vehículo propio. Es más, se ha puesto de moda el uso de monopatín eléctrico y cada vez son más los usuarios de este elemento de transporte. Parece como si nadie quisiera caminar por las calles de los diferentes núcleos o no tuviera tiempo para ello. La ausencia de transeúntes dificulta sobremanera el desarrollo de comercios que den vida al municipio.

Dicho todo esto, las consecuencias son las que son y vamos viendo como poco a poco se transforma el paisaje. La calle Cervantes en Ejido núcleo que un día fue el centro del gran comercio local se está llenando de carteles de “se vende” o “se alquila” y los pocos comercios con cierto estilo se han trasladado a la parte baja del Bulevar, a la Plaza Mayor y al entorno del Corte Inglés, el resto parece que no existe.

En el único sitio donde parece que los nuevos negocios sí tienen su oportunidad es en Almerimar, pero también tiene su hándicap: en verano no se cabe y en invierno falta ambiente.

No es fácil de solucionar este problema, lo malo es que los indicios no son buenos.



José Antonio Gutiérrez, director de D-CERCA