La historia de Juan Carlos Brabezo es conocida por muchos, y
no es para menos. Su labor como agricultor y presidente de la Junta Local de
Santa María del Águila lo hace uno de los hombres más ilustres de El Ejido, pero,
aunque esta es encomiable, hay otra faceta que lo hace estar aún más en boca de
los ejidenses: el baloncesto.
Juan Carlos no recuerda la primera canasta de su vida, pero
sí tiene presente que hace 34 años debutó en partido oficial y aún no le han
pitado una falta técnica. “Debo dar ejemplo”, destaca Brabezo recordando que, a
sus 53 años, “no puede perder la cabeza”.
Ahora en el equipo provincial del Baloncesto Murgi, su
veteranía y valores han dado calidad a un vestuario formado por compañeros que
podrían ser sus hijos. Es más, en este caso, ocurre, y es que Juan Carlos
comparte minutos en pista con su hijo Ismael, de 25 años. “Es algo que siento
con mucho orgullo”, señala el protagonista, pero no con sorpresa, ya que ya lo
hizo a los 41 años durante 5 temporadas en Primera División Nacional con otro
de sus hijos.
Son innumerables los puntos y rebotes que Juan Carlos habrá
hecho a lo largo de su carrera, y eso que el primer triple no llegó hasta los
33 años. “Me considero muy egoísta en la pista. Yo quiero jugar y voy a hacer
todo lo posible por hacerlo”, apunta el pívot sobre la adaptación que ha tenido
que llevar a cabo a lo largo de su carrera ante los cambios de estilo de juego
que ha sufrido el baloncesto.
Brabezo reconoce que las temporadas cada vez pesan más, pero
no es algo que lo haga retroceder. “Me levanto cada mañana decidido de que es
el último año que voy a jugar y a la hora de comer ya quiero jugar otro”. Su
hijo Ismael ya lo conoce y afirma sin dudas que “sólo lo va a retirar una
lesión”, pero Juan Carlos añade que “soy muy consciente de cuál es mi límite y
hasta donde puedo llegar”.
Hace ya 8 años que Juan Carlos vivió un partido homenaje de
un pueblo que pensaba que sería su última temporada, y casi lo fue. Brabezo
sufrió una lesión de cadera que, sumada al parón en el baloncesto ejidense, lo
dejó en el dique seco durante 3 largas temporadas. “Me hicieron un partido
homenaje a los 45 años pensando que me iba a retirar y aquí sigo”.
Sólo él conoce la fecha en la que pondrá fin a su carrera
deportiva, pero esta no parece cercana. No son las piernas las que deben decir
basta sino el corazón, y el de Juan Carlos Brabezo sigue latiendo muy fuerte por
el deporte, algo que ha logrado unir sus dos pasiones: el baloncesto y la
familia.
Fran. F. Díaz-Delgado