Las cámaras de un negocio de El Ejido captan a un exhibicionista acosando a una trabajadora

Las cámaras de un negocio de El Ejido captan a un exhibicionista acosando a una trabajadora

“Yo solo le decía que había una cámara grabando y el me seguía preguntando ‘¿Quieres?’”, cuenta Noa, una de las dependientas que vivieron los hechos

Las cámaras de seguridad de un comercio de El Ejido han captado a un hombre exhibiendo sus partes más íntimas a las dependientas, dos jóvenes de 19 años. Los hechos ocurrieron el pasado sábado, 18 de febrero, entre las cuatro y las cinco de la tarde, en su local situado en la Avenida de la Luz.      

Noa, una de las trabajadoras que fue testigos del suceso, cuenta para D-CERCA que el exhibicionista se trataba de “un cliente habitual que compra siempre sus cosas aquí” y que nunca antes había hecho nada similar, ni sospechaban que pudiera hacerlo. “Yo le estaba atendiendo, me preguntó por el precio de unas mochilas”, relata la joven. En el vídeo se puede comprobar que el individuo espera a que se marche otro cliente para estar solo con las trabajadoras. “De repente, se puso al lado del mostrador, y se la sacó, así sin más. Me la enseñó directamente a mí”.      

La dependienta afirma que en ese momento el hombre le dijo “¿Quieres? ¿Quieres?”, “así, dos veces”, y que “alargó el brazo para cogerme la mano”. Noa asegura que en ese instante se quedó “en blanco, no pensé en nada, no sabía qué hacer ni qué decir”. No reaccionó hasta que su compañera, que no se había dado cuenta, comenzó a gritarle al individuo, que se subió los pantalones y, como si nada hubiera pasado, dijo que quería comprar una cerveza, “lo echamos de la tienda”. “Yo solo le decía que había una cámara grabando y el me seguía preguntando ‘¿Quieres?’”, cuenta la dependienta.        


Sentimiento de inseguridad      

Tras estos hechos, el exhibicionista no ha vuelto a pasar por el local. Sin embargo, Noa continúa sintiéndose insegura. “No te lo esperas de alguien que viene siempre”, explica, “no era un desconocido, ni iba borracho, ni estaba drogado”, afirma. “Ya no puedo andar tranquila por la calle como antes, me siento incómoda”, relata la joven, que aún no ha cumplido 20 años. “Ahora vivo con esa inseguridad, no confío en nadie”.


Francisco Lirola