Nació en
2019, tuvo que parar por la pandemia en 2020, pero se retomó con fuerza en 2021
de nuevo. En este verano de 2023 ya ha alcanzado su cuarta edición, y lo ha
hecho rompiendo barreras de participación. La Semana de la Posidonia,
organizada conjuntamente una vez más por el Ayuntamiento de Roquetas de Mar y
por el Centro de Colecciones Científicas de la Universidad de Almería, ha
sabido conectar con la ciudadanía. Esther Giménez, directora del CECOUAL, ha
destacado que “cada vez es más conocida, la gente ya sabe que tiene este
evento”, palabras ratificadas con cifras por Isabel Díaz, coordinadora de esta
semana de divulgación: “Desde el Ayuntamiento y el CECOUAL estamos muy
satisfechos con la acogida, ya que uno de los objetivos era llegar al máximo de
personas posible y ahora se puede decir que hay más de 800 que saben más sobre posidonia
oceánica, una planta que permite la vida, no solo en el fondo del mar, y a la
que debemos conocer para poder cuidarla y conservarla”.
Precisamente
ese último es un mensaje que con rotundidad ha lanzado una de los mejores
especialistas en la materia, Pedro Sánchez, almeriense y catedrático en el
Departamento de Botánica de la Facultad de Ciencias de la Universidad de
Granada. Ha sostenido que “la excepcionalidad de las praderas de los bajos de
Roquetas se debe tanto a su particular estructura como al hecho de albergar las
praderas submarinas más importantes del mar de Alborán, y estas dos
características resumen la necesidad de su conservación con un rango superior
al Monumento Natural”. Lo ha dicho sobre
argumentos sólidos: “Los Bajos y su entorno terrestre, la Ribera de la Algaida,
albergan comunidades macroscópicas y microscópicas cuya biodiversidad está
prácticamente inexplorada, y que a su vez permiten el desarrollo de una gran
riqueza de especies, posibles fuentes de nuevos recursos en una época donde la
economía azul debe basarse en el conocimiento, la conservación y la explotación
responsable de la naturaleza”.
Ha añadido
que “la unificación de los Bajos de Roquetas y la Ribera de la Algaida
constituiría un espacio único y emblemático de nuestra costa”, textualmente,
junto a que “la consideración de espacio natural con un componente marino y
otro terrestre permitiría comprender mejor su funcionamiento, hacer más
efectiva su necesaria conectividad y facilitar procesos de exportación e
importación como los arribazones”. Por otra parte, “la existencia de los
importantes restos arqueológicos de la mítica Turania, en el seno de un
ambiente protegido, representaría un especial aliciente para la conservación conjunta
de nuestro patrimonio histórico y natural; más aún, los restos de las antiguas
salinas de San Rafael ofrecen oportunidades biotecnológicas de gran interés”.
Sánchez ha puesto el foco en que “bien en su estado actual o como un nuevo
espacio unificado, tenemos pendientes retos ambientales y científicos para lograr
una adecuada comprensión de la biodiversidad de su biota y las posibilidades de
su explotación sostenible”.
El
catedrático ha dejado claro que “un territorio azul como Roquetas de Mar debe mirar
a un futuro biotecnológico en un entorno ambientalmente sostenible, donde
especies como el espárrago de mar, las dunalielas, las artemias, las
espirulinas… no son más que algunas de las posibilidades que la economía azul
podría aportar a esta importante zona del poniente almeriense”. Además, sobre las
praderas submarinas ha recordado las ideas básicas de que “no solo sirven de
barrera frente a la erosión, sino que intervienen en multitud de procesos que
hacen de su conservación un objetivo prioritario; su presencia y conservación
es necesaria para la freza, protección de alevines y desarrollo de gran
cantidad de especies animales, amortigua los procesos de cambio climático de
los ecosistemas litorales, fertiliza y protege los ecosistemas vecinos, oxigena
aguas y sedimentos en los que se desarrolla, produce una gran diversidad y
heterogeneidad de hábitats y un largo etcétera de funciones, algunas aún no
conocidas con precisión”.
A su juicio,
“actividades culturales como la Semana de la Posidonia son importantes
ocasiones para profundizar en los argumentos que hagan entender a nuestros
conciudadanos la importancia de estos sistemas, sus plantas y las algas marinas,
organismos básicos en el funcionamiento de los mares y océanos, además de
fuente de nuevos recursos mediante un manejo adecuado y sostenible de los
mismos, inadecuadamente estudiados y comprendidos”. En ese sentido, Isabel Díaz
ha desvelado la distribución de participantes en las 35 las actividades
programadas y desarrolladas: “225 personas han disfrutado de las acuáticas,
como snorkel, salidas en zodiac y kayaks, 280 de todas las edades y distintos
colectivos han participado en talleres y charlas de divulgación, y 100 han
acudido a las culturales, como teatro concierto, sin olvidar las más de 200 que
han pasado por la exposición de algas de Manolo García, en el faro de Roquetas
de Mar”. Ha enfatizado en que ha habido 18 personas y asociaciones impartiendo talleres
y charlas, por lo que “ha sido diversa y ha involucrado a los expertos en la
temática y los más están haciendo por su conservación”.
Por último,
Pedro Sánchez ha querido recordar que “Hermelindo Castro y su equipo tuvieron
un papel destacado en la conservación del medio ambiente almeriense y andaluz”,
y que “su legado nos anima a reflexionar sobre la importancia de otros
ecosistemas que, a diferencia de Cabo de Gata, declarado Parque Natural Marítimo
Terrestre hace ya 35 años, aún no gozan del adecuado nivel de protección”. De
hecho, “el litoral de Almería se encuentra salpicado de enclaves que comparten
franja litoral y zona marina, en la mayoría de los casos con una conectividad
claramente manifiesta”. Ha reconocido que no es tan evidente en esta zona, pero
existe: “La parte emergida está ocupada por un humedal costero, Ribera de la
Algaida, donde conviven restos de tarayales, juncales y saladares en el borde
de zonas de marismas temporalmente inundadas que filtran y amortiguan el
impacto de aguas de inundaciones,
escorrentías y probablemente subterráneas que llegan a la costa; en la zona
marina contigua, los Bajos de Roquetas, se desarrolla un ecosistema tan
singular como frágil, el de las praderas submarinas, de las que emergen sus
hojas anunciando la presencia de Posidonia oceánica, un excepcional
bioconstructor que, con su complejo sistema de tallos horizontales y verticales,
ha creado un arrecife litoral único en el mar de Alborán y que protege a las
playas de la erosión litoral”.