"Un punto de inflexión". Así ha presentado el Club Polideportivo El Ejido 1969 a Cristian Pozo y Ricardo Ballestín, los dos próximos nombres fuertes de un futuro que seguirá condicionado y supervisado bajo el mandato de Alejandro Bouza, que mantendrá la propiedad del club celeste y se encuentra actualmente en Argentina en busca de una inyección de capital.
Pozo, a cargo de la gestión económica y deportiva, actuará como director general con el objetivo de reconducir la situación, siendo el elegido de un Bouza que, según él, "dará un paso al lado" sin intervenir en sus decisiones. "La afición debe entender que esto no va de propiedades, sino del club. Si no lo quieren salvar ellos, no lo va a salvar nadie", ha querido explicar a unos fieles celestes que a partir de ahora podrán adquirir las entradas a 5 euros, además de comentar por redes sociales, las cuales estaban capadas desde hace varias semanas.
En cuanto al apoyo de las empresas, el nuevo director general celeste ha hecho un llamamiento al sector hortofrutícola, de donde espera obtener recursos para "volver a hacer bombear la sangre celeste". "El Poli se fraguó con el objetivo de darle publicidad a estas empresas y, aunque es normal que exista un miedo, pienso que se debería hacer un esfuerzo". Un esfuerzo que se alza como clave si desea levantar las sanciones que impiden al equipo hacer incorporaciones hasta que salde unas deudas con sus empleados que aún siguen abiertas. "Una de las condiciones de mi llegada era que iba a existir un bombeo económico y espero que se cumpla. Cuando entre dinero, irá directamente a ellos".
Por último, Cristian Pozo ha querido agradecer al Ayuntamiento de El Ejido todo lo que hace por este club, reconociendo que deben trabajar en cimentar unas relaciones claves para el futuro del club. "Aquí vengo sin cobrar nada y muchos me han pedido que no entrara. Yo no vengo a traer capital, sino que soy un empleado más del club y mi pago es que el Polideportivo El Ejido se recupere", ha concluido.
Ricardo Ballestín, nuevo entrenador
Acompañado de David Chorro, preparador físico, Ricardo Ballestín ha asumido el difícil reto de dirigir a la primera plantilla del Polideportivo El Ejido. Un grupo muy unido que, hasta el momento y bajo la dirección de Pumuki Heredia y Radu Varcus, había conseguido obrar el milagro de seguir vivos en la competición con un equipo repleto de fichas sub-23.
"Necesitamos piezas para ser más competitivos", ha reconocido Ballestín. Un reto que se suma a "recuperar a toda la primera plantilla de sus lesiones" para intentar llegar a salvar la categoría. "Trataremos de cuidar a los del primer equipo y si podemos traer a tres o cuatro incorporaciones, aunque sean sub-23, nos permitirá desahogar un poco al equipo juvenil".
Como refuerzos, según ha comentado el entrenador, es primordial cubrir las bajas de Pedro Ramírez y Pablo Fernández. "Es fundamental afrontar esas posiciones, además de un delantero que nos ayude a hacer goles y otras posiciones que puedan liberar a jugadores anclados a unas zonas en las que pensamos que rinden menos que en otras".
En definitiva, requisitos que también pedían desde el anterior cuerpo técnico y que parecen situarse como las grandes carencias de la plantilla. Aunque según Cristian Pozo, a pesar de que la decisión de cesar a los anteriores técnicos ya estaba tomada antes de su llegada, "el cambio también era necesario para revertir la situación" y Ricardo Ballestín era la persona idónea para hacerlo.
F. F. Díaz-Delgado