La
mentira tiene varios grados cuando hablamos de prensa, pues no decir toda la
verdad también termina siendo una mentira, o bien decir una mentira maquillada
con una verdad, pero el resultado final es que informamos de algo falso.
En
prensa los periodistas nos nutrimos de datos oficiales difundidos por
organismos oficiales, por declaraciones de personajes públicos como son los
representantes políticos, empresariales, de las fuerzas del orden, los
sindicatos y un largo etc. Un periodista no debe de dudar de lo que se comunica
en un documento oficial que en prensa suele ser la “nota de prensa” o de la
declaración de un personaje público que puede ser el portavoz de un partido
político o del equipo de gobierno.
Dicho
todo esto, ahora conviene hablar de las repercusiones. Cuando se publica una información
que en esencia terminó siendo falsa el afectado se suele quejar, incluso te
llega a acusar de falta de profesionalidad. En cambio, cuando la falsedad parte
del propio político ya es otra cosa, se puede denominar “cambio de opinión”,
“diferentes puntos de vista a la hora de ver la realidad”, “otra forma de ver
las cosas”, o “interpretar la realidad desde otra perspectiva”.
Por
poner un ejemplo voy a citar lo sucedido días atrás con motivo de los actos
festivos celebrados en el entorno de las Fuerzas del Orden presentes en el
municipio de El Ejido. En uno de esos actos se dijo que “los delitos habían
bajado hasta 4 puntos respecto de los datos registrados hace 10 años”.
Evidentemente
estamos hablando de una buena noticia. Se trata de reducir los actos delictivos
y, por ende, la bajada de la delincuencia. Dicho esto, nos encontramos con la
reacción de los vecinos que argumentan que “sí, que es posible que hayan bajado
los delitos, pero solo en las estadísticas, en la realidad no es así”. Esta
controversia se debe a que muchos ciudadanos dicen no denunciar pequeños robos
y otros actos delictivos menores porque en el caso de la Guardia Civil les dan
cita para la semana siguiente a la que se ha producido el hecho. Además,
indican que “ir a denunciar es perder la mañana”.
Atendiendo
a estos otros datos, es posible que ese descenso de 4 puntos anunciado no se
deba solo a la efectividad de los agentes policiales, posiblemente se deba
también a la desidia generada en la ciudadanía a la hora de denunciar por lo
complicado del asunto.
El
final de todo esto es que la prensa miente, pero lo hace inducida por quienes
desean y necesitan difundir verdades a medias que son una verdadera mentira y
además para hacerlo se sirven de su cargo institucional y su posición de poder
en ese momento.
Esto
es solo un ejemplo y me gustaría que quienes leen este artículo no se fijaran
solo en el hecho comentado, hay otros muchos ejemplos de todo lo que emana de
la vida pública que induce a los periodistas a mentir, pero porque la mentira
se ha convertido en una herramienta de quienes ostentan cargos públicos y la
necesitan para mantenerse en su sillón. El periodista miente cuando interpreta
de buena fe que la información que le llega de un organismo oficial o un cargo
público debe ser veraz y con el tiempo percibimos que no es así y obviamente la
culpa no la tiene el periodista.
José Antonio Gutiérrez