Desde
ese día hasta hoy, hemos conocido el desastre que se originó, colas en los
talleres de lunas de coches, colas en las oficinas de las aseguradoras,
toneladas de plástico destrozado, miles de kilos de hortalizas a vertederos y
un montón de pérdidas que no viene al caso enumerar ahora. Desde entonces, nos
hemos topado con la alarma sobre “el desmantelamiento del Hospital de Poniente”
que según el senador socialista y secretario general del PSOE, Juan Espadas,
“se hace para favorecer la sanidad privada” y que tiene a todo el mundo
verdaderamente “mosqueado”.
A todo
esto, a principios de esta semana otra vez nos avisan de una nueva DANA que por
lo visto se dejará notar el miércoles muy a pesar de que el lunes ya se mojara
el suelo. He de reconocer que, apenas se cita la dichosa palabra, todo el mundo
centra la atención de lo que se dice al respecto. El impacto del granizo en El
Ejido y las imágenes de Valencia nos han dejado una cicatriz mental que a la
primera que vemos caer una gota de agua ya estamos en alerta.
A todo
esto y mientras se van arreglando coches e invernaderos y vamos conociendo las
ayudas previstas por el Gobierno, andamos de acá para allá, intentando saber
qué ayudas se van a recibir, quién tiene derecho a ellas y cómo se van a
cobrar. Reconozco que me gustaría ver a alguien en algún sitio entregándolas y
que pudiéramos preguntarle al receptor ¿Cuánto le han dado?
Así
las cosas, lo que nos tiene preocupados son los continuos mensajes de médicos,
sindicatos, políticos y usuarios del Hospital de Poniente acerca de la
reducción de servicios en este centro hospitalario. Para muchos es una
verdadera locura si realmente se lleva a cabo la eliminación de servicios de
especialización en una comarca donde es preciso hacer lo contrario. Donde debe
haber un hospital es en aquel sitio donde hay gente y está previsto que venga
aún más.
No
tiene tranquilos a los vecinos del Poniente los mensajes que llegan a la
ciudadanía sobre el futuro del centro hospitalario y las llamadas a la calma no
hacen sino que alterar mucho más el ambiente y lanzar a los políticos de la
oposición a interesarse por el tema, presionando en la llaga, lo ideal para
poner a todo el mundo frenético.
No sé
realmente cuáles son los motivos de la sanidad andaluza para quitar servicios
del centro ejidense, pero a todas luces no parece que sea lo más adecuado
cuando en el referido hospital no hay sitio para aparcar un día normal. Quizás
lo más acertado sea hacer otro centro al lado y dotarlo con más servicios
médicos en lugar de reducir la oferta actual.
Varias
semanas después de que los médicos dieran la voz de alarma sobre la reducción
de servicios del Hospital de Poniente que dejó de ser “Universitario”, nadie ha
salido a dar las explicaciones necesarias y convincentes para poder calmar la
ansiedad que han generado en la población.
Si
alguien ha pensado en ganar dinero o ahorrar a costa de la salud de los demás, mal
vamos y este tipo de errores dejan huella y, además, profunda.
José Antonio Gutiérrez