La Guardia Civil de la Región de Murcia investiga a cinco personas, varias asentadas en el Poniente almeriense, por su supuesta implicación en una ciberestafa contra dos empresas hortofrutícolas de Níjar y Mazarrón (Murcia), con la que que lograron apropiarse de más de 36.000 euros. Se les acusa de los delitos de
estafa, acceso ilegal a sistemas informáticos, falsificación de documento
público, usurpación de estado civil y de pertenencia a grupo criminal.
La Operación Flash Back, llevada a cabo por los Equipos @ de la Benemérita en la comunidad vecina, comenzó al llegar la denuncia de la compañía mazarronera, en la que explicaban que personas
desconocidas habían suplantado a otra mercantil, a la que adeudaban cerca de
24.000 euros, y habían modificado el número de cuenta bancaria de la factura
pendiente de pago, logrando así cobrar de forma fraudulenta esta cantidad.
Mientras lo agentes recababan indicios de este caso, otra
denuncia, presentada por una empresa hortofrutícola con sede en Níjar, señaló unos hechos similares, con pérdidas que superaban los
12.000 euros.
En salones de juego
Los investigadores averiguaron que, de forma
inmediata, el dinero fue transferido a cuentas bancarias a nombre de un vecino
de Roquetas de Mar. Además, también comprobaron que varios de los ahora investigados, retiraron el dinero, de forma escalonada, a través
de salones de juego ubicados en el municipio roquetero y en La Mojonera.
Hasta
el momento, el Equipo @ de Lorca (Murcia) ha identificado e investigado a cinco personas,
supuestamente relacionadas con los delitos investigados, a las que se atribuye
la presunta autoría de los delitos de estafa, acceso ilegal a sistemas
informáticos, falsificación de documento público, usurpación de estado civil y
de pertenencia a grupo criminal.
Otra vez el 'Man in the middle'
El método usado para estafar a ambas empresas hortícolas fue el del 'Man in the middle', uno de los más usados por los hackers en la actualidad. Consiste
en la interceptación de comunicaciones digitales entre empresas para lograr
datos confidenciales con los que obtener beneficios económicos.
Los
ciberestafadores, con técnicas de ingeniería social, accedieron a los sistemas
de correo electrónico de las empresas y obtuvieron información de interés sobre
transacciones comerciales entre ambas, para después modificar las facturas
pendientes de pago, cambiando el número de cuenta a la que se debía transferir
el dinero.
Para
evitar este tipo de estafas, los Equipos @ de la Benemérita recomiendan
contactar previamente con la empresa receptora de los pagos para verificar que
la cuenta destinataria de la transferencia es la correcta.
A
pesar de que pueda tratarse de pagos a empresas de confianza, la comprobación
telefónica puede resultar crucial cuando se trata de aclarar notificaciones
sobre cambios de cuentas bancarias.
De nuevo Roquetas salpicada
Con la Operación Flash Black, Roquetas de Mar cierra un mes de marzo marcado por los operativos contra las ciberestafas en el municipio.
Así, a principios de marzo, la Policía Nacional detuvo a seis miembros de una red de hackers después de que timasen 42.716,18 euros a una empresa quesera de Mahón (Islas Baleares). Esto dio inició a una investigación, llevada a cabo por el Grupo VI de Ciberdelincuencia de la Comisaría de la
Policía Nacional en Almería.
En este caso se trataba de un grupo organizado y jerarquizado, entre hackers, 'mulas' y los encargados de captarlas. Estas 'mulas' son personas que ofrecen a la banda sus cuentas bancarias para lavar el dinero estafado, a cambio de una parte de este.
Asimismo, el pasado día 20, saltaba otra noticia que volvía a relacionar estos ciberdelitos con la localidad del Poniente almeriense. Y es que la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Comandancia jienense puso bajo arresto a dos vecinos roqueteros por supuestamente estafar más de 72.000 euros a varias empresas en las provincias de Jaén, Murcia y Las Palmas.
En ambas operaciones, los estafadores usaban la técnica del 'Man in the middle', también conocida como 'Fraude del CEO o del BEC (Business E-mail
Compromise)'.
Francisco Lirola