Durante más de tres horas, las imágenes titulares recorrieron las calles
del municipio almeriense en una muestra de fe, tradición y fervor popular que
congregó a cientos de vecinos y visitantes.
La procesión, que dio comienzo al caer la tarde, estuvo acompañada por la
música de la Agrupación Musical Nuestra Señora del Amor, que aportó el tono
solemne y emotivo al paso de los titulares. Jesús Nazareno y la Virgen de los
Dolores avanzaban mecidos con delicadeza por los costaleros y costaleras, en un
esfuerzo conjunto cargado de sentimiento, sobre un majestuoso manto de claveles
rojos que embellecía aún más su trono.
El cortejo se componía de numerosos penitentes que, portando cirios
encendidos, iluminaban, con su luz tenue y cálida, las calles del centro de
Dalías, creando una atmósfera de recogimiento. Acompañaban también faroles
procesionales y dalmáticas, que marcaban el ritmo y orden de la procesión. Las
tradicionales mantillas, símbolo de respeto y luto, acompañaban a la Virgen,
añadiendo un toque de sobria elegancia al conjunto.
La presidencia de la procesión estuvo encabezada por el párroco local, D.
Raúl del Águila, junto al alcalde de Dalías, D. Francisco Lirola, acompañado
por miembros de la corporación municipal, representantes de otras hermandades
locales y diversas autoridades civiles y religiosas, en una muestra de unidad
institucional en torno a las tradiciones más arraigadas del municipio.
El recorrido procesional, seguido con respeto y devoción por los fieles,
transcurrió por las principales calles del municipio, donde se vivieron
momentos de especial emoción al paso de las imágenes, que evocaban la pasión y
el dolor, pero también la esperanza.
Pasada la medianoche, y tras horas de recogimiento y fe, la procesión
llegaba de nuevo al templo parroquial, donde tuvo lugar el cierre de la
estación de penitencia en un ambiente de oración y silencio, con los últimos
acordes musicales como despedida.