La imponente figura del macho de cabra montesa, con sus enormes cuernos torcidos preparados para el combate, es siempre curiosa. Pero parece aún más curiosa si te lo encuentras fuera de su hábitat. Eso fue lo que se encontró Pepa García, la autora de las imágenes, el pasado 21 de abril: un precioso ejemplar haciendo una visita nada más y nada menos que al puerto de Aguadulce, mordisqueando matorrales secos y corriendo por la calle.
Como explica García para D-CERCA, halló al macho cabrío "un poco más arriba de la entrada del parking descubierto", subiendo la cuesta que lleva al Cañarete, una zona en la que esta especie, que se suele relacionar con escarpados paisajes de montaña, ya se ha dejado ver alguna vez. "Lo vimos corriendo entre los coches, y al parar para verla se apartó de la carretera y se quedó mirándonos", explica, "cuando dejaron de pasar coches, cruzó y empezó a subir rumbo a los acantilados.
La cabra montesa, una especie que estuvo a punto de extinguirse en nuestro país, se encuentra en expansión y cada vez se la ve en más puntos de la provincia. A finales del pasado marzo, las cámaras de la Asociación SERBAL (Sociedad para el Estudio de y la Recuperación de la Biodiversidad Almeriense) captaron a un grupo de estos animales en la zona de los acantilados del Cañarete, "donde la Sierra de Gádor se encuentra con el mar", un área a la que llegaron en los años 90, a escasos metros del casco urbano y muy cerca de las primeras viviendas.
De Sierra Nevada a Cabo de Gata
La cabra montesa (Capra Pyrenaica) es una especie endémica de la Península Ibérica, como cuentan desde SERBAL, que antiguamente se encontraba presente todos los puntos montañosos de España.
Sin embargo, a lo largo de la historia, la presión cinegética y la deforestación de su hábitat acabaron por reducir drásticamente su población, que, para finales del siglo XIX, ya era muy escasa. La especie se extinguió en la provincia de Almería a mediados de la pasada centuria, quedando pocos ejemplares en algunos puntos aislados de Sierra Nevada.
La clave para la recuperación de este caprino tan característico de nuestra fauna fue la creación de las primeras reservas de caza a mediados de los años 60. A finales de esta década, la población estimada de cabras montesas en Sierra Nevada era de 600 individuos, pero, para el año 1982, la cifra se elevó hasta los 2.300.
Fue en esta época cuando la especie empezó a recuperar sus antiguos territorios, empezando por la Sierra de Gádor. Desde ahí pasaron, en los años 90, a la Sierra de Los Filabres, favorecida en parte por las reintoduccciones realizadas en Baza.
En los últimos años del siglo XX, empezaron a ser vistas en Sierra Alhamilla y en los acantilados costeros de El Cañarete, en Roquetas de Mar y, ya en los 2.000, aparecen las primeras en Sierra Cabrera, a un paso del Cabo de Gata. Los activistas tienen constancia de la presencia de la cabra montesa en este paraje natural desde el año 2009, primero en el entorno del Algarrobico y la Cueva del Pájaro, donde se dejaron ver, sobre todo, hembras con sus crías.
Es en 2015 cuando los caprinos dan el salto definitivo a la zona del Cabo de Gata, "son vistas en 2016 en Mesa Roldan, en 2017 en el entorno de la Cala de San Pedro y en 2018 en las Negras, Rodalquilar y las Amatistas", explica la asociación, "pero la especie también ha entrado por el lado occidental del Parque, con individuos seguramente procedentes de Sierra Alhamilla, y en 2017 es citada en la Serrata y en 2018 también cerca de los Albaricoques y el Cerro del Cura".
Francisco Lirola